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martes, 31 de agosto de 2010

¿LO MATERIAL OPUESTO A ESPIRITUAL?


Me decía en una ocasión una señora: Ustedes las personas espirituales...

Yo la corté inmediatamente y le dije: Señora, no hay personas espirituales y otras no espirituales. Hay maneras de vivir las cosas con espíritu o actitud desde el fondo de sí mismo o desde la periferia de nosotros mismos. Pero todos somos lo mismo como personas. Lo que distingue a unas personas de otras es la actitud interna con que se vive la vida o se hacen las cosas.

Existe ciertamente un problema que afecta a la mayor parte de la gente en esa dicotomía creada entre lo espiritual y lo material.

Por una parte vivimos inmersos en un mundo en el que necesitamos de ciertas cosas materiales y por otra sentimos que algo nos está reclamando la atención y la vida, hacia unos valores superiores.

La causa de esta oposición de fuerzas está en nuestra formación. Se nos enseñó que para ser buenos hemos de renunciar a las cosas materiales. Y así se originó esa lucha interna.

Por una parte la persona quiere desarrollarse y realizarse a través de la lucha por conseguir ciertos objetivos terrestres o materiales. Pero dentro, están resonando las enseñanzas recibidas de que hay que tender hacia objetivos más espirituales.

Ante este dilema la mayor parte de la gente toma un camino neutro de pacificación en el conflicto.

Por una parte estas personas tratan de ocuparse para lograr una vida material cómoda para sí y los suyos y por otra se adhieren a ideologías y prácticas más o menos espirituales con lo que tranquilizan su inquietud. Siguen la política del mono: mientras quedan agarrados a una rama con la cola, agarran otra rama con las manos. Es la tendencia a la seguridad.

Pero cuando la persona trata de buscar verdadera explicación y solución a su problema no queda tranquila con esta solución media o mediocre.

Las personas que buscan la solución verdadera siguen preguntándose por qué ha de haber oposición entre lo que llaman material y lo que llaman espiritual. Cómo es posible que la Vida que es Una, esté o tenga que estar dividida en nosotros, en la práctica diaria.

Porque la verdad es que no hay una vida espiritual y otra material. No. No puede ser.




Lo que ocurre es que la Vida aparece dividida en muchas facetas o aspectos cuando yo me sitúo en una sola parte de ella identificado y encerrado en una parcela determinada. Es por tanto mi mente o mi mirada la que provoca esa aparente división de la Vida. Si la viviéramos desde el centro mismo veríamos que no hay alto ni bajo, bueno o malo, derecha o izquierda.

Es lo que nos ocurre con nuestros antípodas. Si a mí me dicen dónde está el cielo señalo arriba, el espacio encima de mi cabeza. Si se lo preguntan a mi antípoda que vive en la parte opuesta del planeta señalará también arriba de su cabeza que es precisamente lo opuesto a lo que era arriba para mí. Si en cambio nos colocáramos en el centro de la tierra no habría arriba ni abajo.

La solución por tanto estaría en ver la vida en toda su complejidad desde el centro de ella misma. Y para colocarnos en el centro no hay otro camino sino VIVIR, VIVENCIAR la Vida no desde una ideología determinada sino en sí misma, VIENDO que todo es expresión de la misma y única Vida pero que la calificación es de la mente individual de cada uno que ha creado valores y nombres a los distintos aspectos de la Vida.

Vivimos tan identificados con nuestro cuerpo, con nuestras cosas, con nuestro prestigio, que hemos llegado a creer que cuanto mejor se vea nuestro cuerpo, más cosas y más prestigio tengamos, somo más, valemos más. Y así nos lanzamos a la conquista de cosas y más cosas, de valorar nuestra apariencia física por encima de todo y llegamos a esclavizarnos de todo ese mundo exterior y material. Pero no es que esas cosas sean en sí malas. La que es mala es nuestra actitud obsesiva de tener y poseer. Todas esas cosas que llamamos materiales son la corteza que contiene el fruto. Pero son necesarias. Son fruto también. Cama el árbol, como las ramas puesto que todo forma una unidad y no existe lo uno sin lo otro.

Todos somos espirituales en lo que somos interiormente y todos somos materiales por el cuerpo en que vivimos y las necesidades que éste tiene.

Pero el que la vida de una sea espiritual, no consiste en las cosas que se realizan sino en la actitud y en el nivel desde el que se realizan.

Tan espiritual puede ser el labrar la tierra, fregar los platos o escribir a máquina como el estar en oración íntima con Dios. Porque todo lo otro puede y debe ser un acto de oración o identificación con LA VIDA o Dios si se hace desde lo más íntimo de un mismo y con lo mejor de uno mismo.

Lo que da calidad o altura a nuestras acciones no es el objeto mismo de la acción sino la calidad o el nivel desde el que actúa el sujeto de la acción.

Cuando Dios crea o mantiene en el ser a un escarabajo es igualmente divino que cuando crea una rosa o un ser angelical.

Si aprendiéramos a ver y vivir desde el fondo de la Vida misma no existirían tantos conflictos inútiles en nuestra concepción de las cosas, de nuestros actos y de la vida.




Todo es Vida y la Vida es UNA.

Las divisiones son producto de nuestra mente.

Si vivimos desde esa Vida Una y no tanto conducidos por las parcelas divisorias de nuestra mente, eliminaremos muchos conflictos surgidos por lo que creemos material o espiritual.


Darío Lostado
(Vivir Como Persona)


6 comentarios:

  1. De acuerdo..."todo es vida y la vida es una"...en la comprensión de lo real la manera de mirar cambia y transforma cada encuentro con sus manifestaciones.
    Gracias, saludos.

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  2. Me encantó Guillem!
    Y creo que a todos los en algún momento nos han tildado de "espirituales", como sinónimo de exagerado o volado de la realidad.
    Es que los que sentimos que la vida es una nunca nos creemos al margen ni del mundo, ni de dios ... ni espirituales ni un cuerpo, sino un todo ... pero eso es difícil de entender para el que prefiere una de las dos orillas mismo río, solo para sentirse más seguro.
    La clave está como bien dice Darío, en ser el mismo siempre, más allá de la actividad que desarrollemos exteriormente en el momento.
    Me han dicho en mi trabajo: ¡esto no es un templo! y también podrían haberme dicho en el templo: ¡aquí no se ríe! y creo que nos ha pasado a todos, en algún momento.
    Pero sabemos que lo importante es, como dijo el poeta: Hacerse hermano de la vida.

    Muy bueno el post, inspirador y liberador al mismo tiempo!

    Abrazo!

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  3. en el caudaral del pensamiento el ser se ve atraido por todo lo que fomenta el desarrollo social que es el campo material. inherente practicamente ha su existencia por que es su diario vivir. mas se basa en el campo espiritual para alcanzar todas estas metas ya que refleja su debilidad y temor al desapego que por obias razones le rodea. con su busqueda insesante de su espiritualidad no solo alcanza metas materiales sino su paz interior que es lo que realmente vale en el ambito trancitorio del existir...

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  4. Délia, Willy, Anonimo.

    Muchísimas gracias por visitar este sitio y sobre todo por compartir vuestras preciadas opiniones.

    Un fuerte abrazo para los tres.

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  5. Gracias por tu visita, Desdoblamiento Astral.

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Siéntete libre de comentar. Gracias.