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miércoles, 29 de febrero de 2012

VIVIR CON HUMILDAD


Quien dedica su vida a escalar peldaños de fama y gloria es como el árbol que crece para ser visto y muere sin los frutos para los que fue plantado.

Aprende de los pequeños árboles frutales, que apenas sin ser vistos y en silencio ofrecen sus sabrosos y abundantes frutos. Son siempre benditos, buscados y amados. Y ellos están felices por haber cumplido su misión.

Tú sabes muy bien lo que debes hacer.

Hazlo aunque no obtengas recompensa alguna social. Así serás feliz.


Darío Lostado
(Mensajes De Alegría)


lunes, 27 de febrero de 2012

VIVIR CON NUESTRO EGO


La existencia de nuestro ego, con sus consecuencias, es una parte importante del conocimiento de la naturaleza humana.

Mientras vivimos encarnados en este cuerpo, hemos de vivir con un ego, que es la representación de nuestra personalidad. Tiene una finalidad muy concreta, pero en la mayor parte de las personas se ha adueñado de su vida, porque dichas personas no han tomado conciencia de su yo verdadero, de su auténtico ser íntimo.


Cuando no hay suficiente desarrollo de la conciencia de sí mismo el ego asume la dirección total de la persona.

A mayor inmadurez, mayor ego y a mayor ego mayor egoísmo y menos amor. Y a la inversa.

Al menos, obsérvate y toma las riendas de tu vida.


Darío Lostado
(Mensajes De Amor)

sábado, 25 de febrero de 2012

¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?


Todos los problemas que existen en el mundo, están en el interior de cada uno.
El ser humano tal y como existe "aquí y ahora" en este planeta Tierra es un ser autodesarrollante.
No sabemos cómo ni por qué pero lo cierto es que el hombre no está completamente hecho, "perfecto". Su misión en la vida es "hacerse", perfeccionarse, realizarse o lo que es lo mismo, hacer efectivo, llevar al acto lo que es en potencia.
Al olvidar esta su misión, el hombre se lanza en la vida a una actividad frenética por "realizar" una idea que tiene de sí mismo, que consiste en satisfacer ciertas exigencias físico-materiales de los sentidos y en sobreponer la idea de sí a la idea de los demás o lo que es lo mismo hacer que su ego o "yo" inferior esté siempre por encima del ego o yo inferior de los demás.
Y aquí surgen los problemas.
Los problemas los crea cada uno cuando en lugar de dedicarse a realizar su misión, su propia naturaleza verdadera, se lanza a defender y fortalecer ese fantasma imaginario que se ha creado de sí mismo.
Todas las guerras, todas las injusticias sociales, todos los conflictos humanos internacionales tienen su origen en los desajustes y conflictos internos del hombre. Y no del hombre abstracto sino bien concreto, en ti, en mí y en cada uno de los que caminan por la calle. Es cierto que los conflictos internos de los hombres que dirigen y gobiernan los pueblos y los Estados tienen más influencia e importancia que los de un simple ciudadano sin poder alguno en la sociedad. Pero cada uno de nosotros cooperamos a nuestro modo en ese estado de cosas.
Las ciencias psicológicas han creado e ideado terapias diversas para cambiar o mejorar la conducta humana. Las más avanzadas tratan de cambiar la actitud mental del hombre. Se dice que la mente con un determinado tipo de ideas conduce a un determinado tipo de conducta. Por tanto basta cambiar los contenidos mentales que son las ideas para que la conducta también cambie.
Hasta ahí todo eso es correcto.
Pero hay que resolver el problema base que es la base de todos los problemas.
Entre todas las ideas que albergamos en la mente, hay una que tiene la máxima relevancia e importancia en nuestra vida. Es la idea que tenemos sobre nosotros mismos.
Es evidente que siempre hemos de tener una idea sobre nosotros como la tenemos sobre todas las demás cosas. Pero lo grave y nefasto es que constituyamos y hagamos de esa idea el eje y centro de nuestra existencia y nuestras preocupaciones.
Eso es exactamente lo que se intenta cuando se propone como un gran método terapéutico el cambiar y mejorar la propia imagen. Es cambiar la idea que tenemos de nosotros mismos por otra más elevada y positiva. Así estamos constantemente dando vueltas alrededor de un mundo de ideas, planeando sobre un mundo irreal en lugar de aterrizar, posarnos y afianzarnos en la realidad de nosotros mismos.
Se trata de descubrir por vivenciación y experimentación al sujeto de todas esas ideas. Quién es el que vive en este cuerpo, quién es el sujeto y actor de estos pensamientos, quién es el que percibe más allá de todas las sensaciones y percepciones.
Cuando nos demos cuenta de que el origen de las ideas que tenemos de las cosas y de nosotros mismos no es otra idea ni el cerebro sino una energía-realidad consciente y amorosa, sutil, perfecta, omnipotencial y tengamos una experiencia directa de ello, eliminando y anulando todas las ideas preconcebidas por bellas y sanas que parezcan, entonces nuestra vida dará un giro radical y no necesitaremos de psicoterapias para cambiar de ideas o de imagen.


Nos han enseñado muchas cosas en el colegio y en la Universidad, pero no nos han enseñado a vivir. Es que son muy escasos los maestros de vida. A vivir sólo se enseña viviendo, como a amar sólo se enseña amando. De poco sirven las teorías, en esas dos asignaturas, que en realidad ambas son una sola. Lo importante es vivir consciente y amorosamente.
No nos han enseñado qué significa estar completamente vivos.
Nos enseñan cómo mantener vivo y robusto nuestro cuerpo. Pero no cómo estar completamente vivos y despiertos. Las preocupaciones de nuestros padres y educadores se han reducido a que nuestro cuerpo funcione lo mejor posible y que nuestra conducta se acomode lo más perfectamente posible a la sociedad en que vivimos.
Vivimos alejados de nosotros mismos. Es necesario volver al reconocimiento de nuestra verdadera identidad real.
No sabemos con exactitud qué somos porque no nos lo hemos propuesto como problema básico y fundamental.
Creemos que somos lo que en realidad no somos.
 No sabemos vivir porque no sabemos quién y qué es el que vive en esto que llamamos nuestro cuerpo, quién es el que vive esta vida que llamamos nuestra.
Las guerras, las crueldades, las injusticias... no son producto de unos cuantos señores más o menos locos, déspotas o ambiciosos. Somos todos, los que producimos y creamos ambiente de guerra. Vivimos permanentemente en pie de guerra porque vemos por todas partes actuales o potenciales rivales y enemigos.
La causa de las guerras y de las injusticias está en el corazón de cada uno de nosotros.
Has guerra, desunión y desintegración dentro de nosotros. Desintegración o lucha entre el consciente y el inconsciente, contradicción entre lo que realmente somos y lo que vivimos.
No somos lo que vivimos. No vivimos lo que somos. Vivimos lo que no somos.
Somos todos un cielo. Pero la vida de muchos suele ser un infierno o por lo menos un purgatorio.
Cada uno de nosotros somos una maravilla potencial.
Esa potencialidad puede actualizarse, puede realizarse cuando lo decidamos nosotros mismos. Pero únicamente lo decidiremos cuando lo veamos con toda claridad, cuando nos convenzamos de que esto no es una mera frase sino una auténtica realidad vivenciable y experimentable.
Vivimos dormidos. Mientras no despertemos, seguiremos viviendo este ensueño en el que estamos metidos creyendo que somos esto o aquello, que somos así y debemos ser asá. Todo son imaginaciones, sueños falsos, ideas e ideales. Muchas veces cuando vemos que no somos como deberíamos ser nos abandonamos al sueño de imaginar que alún día llegaremos a ser lo que imaginamos como nuestro ideal.
Todo esto es real. Aunque es posible que algunos de mis lectores lleguen a pensar que son unas simples remotas y bellas ideas.
Está muy lejos de mí la intención de acaramelar las mentes con un optimismo barato. No hablo de esperanzar de futuro sino de realidades presentes. Lo que digo no es válido para una vida posterior a esta. Sólo hay una vida. Cuando el cuerpo muere casi todo sigue igual. Solamente desaparecen las limitaciones del cuerpo material. Tu yo, tu ser, sigue vivo.
Lo más duro en el trabajo sobre la búsqueda de nosotros mismos radica en la dificultad de reconocer nuestros errores y falsedades. No nos gusta reconocer que vivimos engañando y engañándonos y que los seres más queridos también nos han engañado. Todo esto es muy duro y preferimos seguir en nuestro sueño antes que reconocer la verdad lisa y llana, que nos abriría la puerta de nuestra feliz y verdadera realidad.
Lo que yo propongo es un trabajo de investigación.
La investigación en las ciencias sociales se basa en buscar la naturaleza de la realidad fuera de uno mismo, en las cosas, en la materia, analizándola a través del cerebro, los sentidos externos y algunos sofisticados instrumentos que aumentan la capacidad de los sentidos orgánicos. Se investiga lo que se ve, lo que se oye, lo que se palpa, lo que se percibe por los sentidos y es medible, manejable y constatable.
El mundo occidental ha desarrollado esta clase de investigación en la medicina, física, química, biología, cibernética... Ha llegado a manejar hasta unos ciertos grados la materia, tanto la llamada viva de los organismos como la materia inerte.
La investigación de la vida interna humana en su aspecto más profundo e íntimo no puede hacerse a través de los sentidos ni puede demostrarse a los demás. Es un trabajo individual e intransferible por palabras.
La investigación interior no consiste en creencias ni en ideologías. Consiste en una visión clara interior de la propia realidad, de La Realidad.
Cuando esa visión se da, el que la tiene, siente el gozo de Ser la realidad siempre idéntica a sí misma. Entonces sabe quién y qué es él mismo.
Este estado de conciencia es posterior y superior al estadio de desarrollo que T. de Chardin llama la noósfera.
Cuando el ser humano llega a este estado de conciencia está preparado para contactar con otros niveles superiores del Ser.


La razón, la mente, los sentidos externos y los instrumentos sofisticados modernos nos proporcionan un tipo de investigación de la materia limitada. Pero no pueden darnos ningún conocimiento sobre la infinitud de La Vida y del mundo invisible que es el origen del mundo visible.
Los sistemas filosóficos empíricos solamente daban validez de realidad a todo y solo aquello que nos llegaba por los sentidos. Luego los racionalistas con su indiosamiento de La Razón, a la que levantaron incluso altares y estatuas, creyeron que el único medio fiable era la razón o la mente o el intelecto. Pero tanto la razón o la mente como el instrumento orgánico de que se sirve, el cerebro, son limitados. Con tales medios no se puede explorar lo más fino, lo más perfecto, lo más sutil. Lo más perfecto es siempre lo más simple, lo menos complejo.
Ahí se encuentra la dificultad de la investigación espiritual. Estamos acostumbrados a vivir de ideas y con ideas, siempre pendientes de la mente. Y la mente sólo sirve para lo complejo. No para lo simple. Lo simple solamente puede percibirse en la simplicidad del silencio mental con la luz de la inteligencia intuitiva y el sentir profundo más allá de los sentidos y las emociones.
Ver esto claro es una señal de demanda interior. Es señal de estar llamado a este trabajo de un nivel superior. Cada uno vive en su nivel. Cuando se siente la demanda de "algo" más, hay que trabajar o disponerse a "ese algo más". Entonces uno supera su nivel anterior y poco a poco va viendo que lo que antes le llevaba y satisfacía, ahora le deja indiferente. Y también a la inversa: las cosas que antes le molestaban y le hacían sufrir, ahora no le hacen mella alguna.
A medida que va subiendo el nivel de conciencia, la perspectiva y los valores cambian.
Antes teníamos quizá muchos proyectos de cosas y muchas metas. Ahora aquellos proyectos y metas han perdido fuerza. Y entonces uno se pregunta: ¿Cómo es posible que eso que antes me parecía la antesala de la felicidad ahora se vea como una tontería sin sentido?
A medida que se van descubriendo aspectos del mundo interior, los valores que daba a las cosas exteriores cambian.
Casa día vemos, que el mundo no es precisamente un paraíso. Una tras otra van cayendo y fracasando las teorías políticas, económicas, sociales...
Las ideologías y hasta las religiones no logran que nuestro mundo sea más humano y más feliz.
¿Qué hacer?
Si queremos que el mundo sea un poco mejor y más feliz solamente hay un camino que nosotros podemos y tengamos que recorrer. Cada uno puede hacer que su pequeño mundo, el mundo de su vida con parte de su entorno cambie de signo. Nadie puede impedirnos el vivir desde nuestro mundo interior. Es éxito seguro. Cada uno puede transformar su vida. Todos podemos ser hombres nuevos.
No hay que hacer muchas cosas. Solamente hay que hacer una sola: ser auténticamente en cada momento de nuestra vida expresión clara y directa de lo que somos en nuestra realidad profunda.
Muchos queriendo cambiar el mundo, olvidan lo más importante: cambiarse ellos.
Un joven le dijo a Ramana Maharshi si en lugar de trabajar en conocerse a sí mismo, no sería más importante ocuparse de la justicia social. A lo que el maestro respondió: Desde luego, si ello es realmente importante y necesario para tu equilibrio interior.
Poco podemos hacer realmente efectivo por el mundo si no tenemos equilibrio interior, si no hay justicia dentro de nosotros.
Cada uno está donde está, para ser realmente lo que es, para cumplir la justicia consigo mismo y con La Vida, con la naturaleza que ha recibido. ¿Conoces tu naturaleza? Ocúpate de conocerla a fondo para que cumplas LO QUE ERES.



Darío Lostado
(Hacia La Verdad De Ti Mismo)



miércoles, 22 de febrero de 2012

LLENOS DE AMOR


Generalmente, las personas se sienten más felices cuanto más amadas son.

Pero, cuanto más se avanza en la sabiduría del espíritu, menos importantes son las experiencias, incluidas las del amor que se recibe.


Quienes conocen y viven desde su propio ser no necesitan que nadie les diga te amo, para sentirse felices y llenos de amor, porque saben que su felicidad no aumenta por el amor que reciben y otros les ofrecen sino por el que ellos mismos son, desarrollan y ejercitan.

Cuanto más ejercitas con actos concretos tu amor, más capacidad adquieres, tanto para dar como para recibir. Sólo depende de ti. Todo está en tus manos.


Darío Lostado
(Mensajes De Amor)


lunes, 20 de febrero de 2012

SIGUE EL CURSO DEL RÍO


Un monje, en su paseo vespertino, entró en el bosque y se perdió en él. Llegó a la cabaña de un ermitaño y le pidió ayuda para orientar su camino.

El ermitaño tan sólo le dijo: "Ahí está el río. Sigue el curso del río".

Así lo hizo y llegó a su monasterio.

"Sigue el curso del río" significa "fluye con la Vida". Acepta los vaivenes de la existencia.

No resistas. Acepta lo que es, tal como es. Sin quedarte quieto y estancado. La Vida fluye. Fluye tú con La Vida y no contra ella. Pero no te paralices.


Todo en la vida tiene su razón de ser y existir.

Todo, incluso ese Yo personal al que solemos estar esclavizados, tiene su sana misión cuando lo tenemos de vasallo y no de rey de nuestra existencia.

El yo personal tiene la misión de que estas formas con que El Ser Invisible se manifiesta en el mundo, sean una viva expresión de Lo Inmanifestado. Pero cada cosa en su adecuado cometido.

Todo está puesto ahí por La Naturaleza-Dios para realizar su misión.

El sabio conoce el fluir del río de la Vida. Por eso sabe utilizar cada cosa en su tiempo y forma. Es sabio quien observa, entiende y comprende.


Darío Lostado
(Atrévete A Ser Libre)

sábado, 18 de febrero de 2012

VIVIR


No llegues a la muerte inconsciente de ti.

La calidad de tu vida depende de la calidad y desarrollo de tu conciencia.

Mueren sin haber vivido, quienes no entendieron el sentido de su existencia, quienes se esfuerzan por agradar y fortalecer su personalidad olvidando su naturaleza divina más íntima.

Tales personas nunca supieron que vivir es amar, conocer la verdad de sí dentro de sí y sentirse felices consigo mismos. Atravesaron su existencia sin saber quiénes eran ni cuál era su misión.

¿Puede llamarse vida a una existencia así?


Darío Lostado
(Mensajes De Verdad)


miércoles, 15 de febrero de 2012

SER

Es bello ser.
Ser es existir.
Existir es ser expresión del SER, de Dios.
Ser expresión de Dios es ser mensajero de Dios.
Ser mensajero de Dios es tener una misión encargada por Dios.
Ser es ser una carta en la baraja del Creador.
Ser es ser una ola del gran océano.
La ola es también océano.
¡Qué alegría ser océano!
Ser es ser un rayo de sol que llega sin preferencias
a cualquier parte y a cualquier lugar.
¡Qué alegría ser luz del sol!
Ser es ser rayo de luz
que lleva a todos vida, luminosidad, claridad, calor.
Ser es ser algo. No ser nada.
Ser es expresar, hablar, cantar.
Ser es ser el Ser.
¡Qué alegría ser!
Hoy al despertar veía el sol nacer, entre la bruma del mar.
Le he dicho:
¡No me grites! Ya sé que soy como tú.
Y las nubes le pusieron sordina a su canto.
Mientras el sol me hablaba.
el mar suavemente susurraba al oído de la playa.
Ola tras ola, como hermanos infinitos
llegaban a mis oídos y mi alma.
Me decían: Yo soy ola, tú eres ola, todos somos océano.
¡Qué alegría ser ola!
¡Qué alegría ser océano!
El sol se asomó entre las nubes
y se reflejó en el océano.
Una voz sin palabras repetía dentro de mí:
"Yo soy rayo, yo soy sol,
Yo soy ola, soy océano."
¡Qué alegría ser!
¡Qué alegría ser rayo, ola sol y Océano!


Darío Lostado
(Vivir Como Persona)


domingo, 12 de febrero de 2012

SENTIRSE BIEN...PASARLO BIEN...

Aquella señora volvía de un curso, muy contenta, muy eufórica y muy complacida porque el principio general que el instructor les había dado como norma de conducta para cualquier momento era: "Obra, actúa como mejor te sientas".
Es corriente ver que la mayor parte de la gente tiene como norma en su vida: pasarlo bien, sentirse bien.
Estoy consciente que el mero hecho de insinuar que ese principio o filosofía de vida no es la más correcta, suscite la protesta de los que me lean.
Pero aún a pesar de resultar antipático y rechazable, hay que decir que gracias a ese principio o por culpa de esa filosofía de vida muchos caprichos infantiles y superficiales se convierten en rectores de la vida de muchas personas.
Deberíamos darnos cuenta de que el mejor modo de sentirnos bien y de pasarlo bien es vivir desde el fondo de nosotros mismos lo que realmente somos. Es una lástima que esto solamente puede saberse por propia experiencia. Mis palabras no sirven como prueba de ello. Cada uno debe saberlo al experimentarlo. Y suelen ser muy pocos los que se deciden a experimentarlo por sí mismos.
Cada vez que en la vida nos proponemos como principal y último objetivo pasarlo lo mejor posible estamos trastocando los términos y los fines de la Vida misma.
La Vida es para cada ser, sea lo que fuere. Para que cada ser realice, es decir, haga realidad eso que constituye su naturaleza. Entonces y sólo entonces es cuando uno se encuentra y se siente bien de verdad, profunda y permanentemente.
Si el fin y objetivo de nuestra vida fuera el ser nosotros mismos, ser cada uno lo que es,l no estaríamos a merced de tantos y tan variados caprichos volubles y cambiantes. Estos deseos caprichosos son por otra parte imposibles de ser satisfechos.
¿Por qué no cambiar nuestra filosofía de vida a algo tan simple, claro y efectivo como ser tú mismo en cada momento, en cada cosa?
Claro que ello requiere conocer lo que eres en el fondo de ti mismo. Y no es frecuente encontrar personas que realmente se conozcan.
Este es y debe ser el trabajo más importante de la vida de cada persona.
Sabemos, estamos todos cansados de ver que en nuestra vida moderna prevalece, en casi todos los ambientes, la filosofía de "pasarlo bien", "disfrutar de la vida", "hacer lo que apetece"... Hemos de reconocer que ese deseo y esa tendencia es buena en sí misma. Es la lógica tendencia de cualquier ser vivo.
Lo que resulta absurdo e impropio de un ser racional medianamente desarrollado es que eso, el pasarlo bien, el hacer lo que más apetece sea la norma primordial de la vida y la conducta.
No se puede proponer como consigna o norma de vida el hacer lo que más agrade porque es detener y paralizar a la persona en el estadio más bajo de su desarrollo, en el nivel inferior de animal.
Es cierto, repetimos, que sentirse bien física y anímicamente, es una tendencia natural y lógica de cualquier persona. Pero ésa no es la meta de su vida.

En la medida en que vaya desarrollando su conciencia irá viendo que sentirse bien no es tan importante. Irá viendo que los estados de ánimo son estados mentales pasajeros que van y vienen mientras uno vive desde su mente. Pero cuando vaya viviendo desde SU SER, irá viendo que los estados irán desapareciendo para dejar paso al SER sin estados. En otras palabras más sencillas, cuando uno va mejorando el nivel de conciencia sobre sí mismo, uno se siente realmente bien sin necesidad de proponérselo. El bienestar, la satisfacción, la felicidad es fruto y consecuencia derecta de ser fiel a sí mismo, es el fruto propio y normal de vivir el centro fecundamente gozoso y amoroso que cada uno somos en el fondo de nuestro ser.
Ví y oí no hace mucho tiempo en un programa de Tv. hablar del empeño infructuoso de la gente en perseguir la felicidad. Lo curioso es que era un programa religioso y hablaban de la felicidad como de un objeto que va volando por ahí y hay que atraparlo. Se hablaba de las dificultades para conseguir ser feliz. Se decían todas esas cosas, que se oyen frecuentemente, de que hay momentos de felicidad, que no suele durar mucho, que cada uno la encuentra en una cosa distinta, que no hay felicidad perfecta... y todas esas lindezas que suelen decirse porque todos las dicen. Lo grave del caso es que las decían personas religiosas muy representativas.
La felicidad no es algo que deba conseguirse, atraparse. La felicidad es El Amor. Y El Amor lo somos. El amor no hay que atraparlo sino sentirlo donde él está, en el centro de nuestro ser, que es el Ser Uno, que es Dios. Cuando nos sentimos UNO con el Ser hay amor, hay felicidad.
Somos el Ser, Somos el Amor. Somos la Unidad. Somos la Felicidad.
Esto que estamos diciendo puede ser un plato demasiado fuerte para algunos. Pero es la Verdad. También si a un niño se la da una comida muy nutritiva pero excesivamente fuerte, es seguro que no la podrá digerir porque no está desarrollado para ella. Entre nosotros también hay personas para quienes todo esto resulta difícil de digerir, de entender. Pero no por eso deja de ser el buen alimento de la Verdad. Yo sé que para algunos o muchos de mis lectores todo esto resultará claro y evidente.
Una y otra vez hay que decir e insistir que no hay que buscar nada fuera de nosotros para ser felices, que ninguna cosa del mundo nos puede dar ni un gramo de felicidad, que ninguna persona por buena, hermosa o santa que sea nos puede comunicar la felicidad.
Las personas, las cosas, pueden servir de estímulo para despertar nuestra conciencia hacia el ser interior. O lo que suele ser más frecuente, las cosas y las personas nos producen y nos dan ciertas satisfacciones en el nivel del mecanismo mental o afectivo. Pero toda satisfacción en un nivel medio o externo es en sí misma tan pasajera que al fin suele dejar más angustia y tristeza que satisfacción nos proporcionó en un principio. Hacerse ilusiones con tales satisfacciones es vivir abocados a la desilusión, sobre todo cuando se las confunde con la verdadera felicidad permanente, profunda, plena, a la que todos aspiramos legítimamente desde lo más profundo de nosotros mismos, pero que solamente se puede disfrutar viviéndola en el fondo de nosotros mismos.

Los politicos suelen proponerse como objetivo máximo en sus programas el mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Para ellos y para la mayoría de las personas, la calidad de vida suele consistir en mejorar el nivel material, el confort las comodidades y satisfacciones sensuales.
La calidad de vida humana no depende del mejoramiento material sino de la elevación y expansión de la conciencia. Se gastan esfuerzos en mejorar el exterior de la persona pero mientras el interior del ser humano no mejore, la felicidad será la gran ausente entre los hombres.
Nadie es más feliz por tener un mejor nivel material. Solamente se puede encontrar la felicidad donde ella se encuentra: en el interior de cada uno.
Tanto la calidad material de vida como la cultura son las máximas aspiraciones de los hombres más progresistas de nuestra civilización moderna.
Son pocos los que saben que ni lo uno ni lo otro harán de nuestro mundo un mundo mejor, sino la elevación de las conciencias y el acceso a la Sabiduría que es el conocimiento de sí y de La Vida.


Darío Lostado
(Hacia La Verdad De Ti Mismo)

viernes, 10 de febrero de 2012

¡POBRE DE MÍ!


Es frecuente encontrar personas que se quedan con el pensamiento y la atención fijos en alguna calamidad o desgracia que les ha ocurrido. Piensan, como si el mundo se circunscribiera a su personal desgracia. Durante el día, durante la noche, en cualquier momento su atención está fija y reducida a lamentar su desgracia.

Pero mi voz me dice:

Cuanto más piensas en algo, más te pesa y te afecta ese algo. Tu dolor, tu resentimiento, tu tristeza, tu preocupación, tu sufrimiento aumenta cuanto más te encierras en él.

Si te dieras cuenta que no eres ese cuerpo que tienes, ni eres tampoco esa idea que tienes de ti y sobre ti y centraras tu atención de la consciencia que se está dando cuenta de lo que pasa en ti, en la consciencia que observa y no en lo que observa, si entraras la atención en quien ve y no en lo que ve, te darías cuenta que tu dolor, tu tristeza y sufrimiento se van diluyendo.


Ningún acontecimiento puede afectarte a ti. Afecta tu mente o tu cuerpo. Pero tú no eres ni la una ni el otro.

Tú, que eres el observador, el testigo de todo cuanto pasa en ti, eres más que todo cuanto pueda ocurrir alrededor de ti.

Cambia tu atención de lo que ocurre y ponla en el que se da cuenta de lo que ocurre, en el testigo que eres tú.

Cuando dejes de sentirte como un círculo pequeño, el reducido círculo de tu personalidad, te darás cuenta que lo que te ocurre no es tan importante como para reducir la vida a tu pequeño "ego".


Darío Lostado
(...Pero Mi Voz Me Dice...) 

miércoles, 8 de febrero de 2012

MIRA EN TI MISMO



El sabio Confuncio hace unas útiles y prácticas reflexiones:

Si alguien ama a los otros y no es amado, debe examinar si su amor y bondad es perfecta.

Si alguien gobierna a otros y no logra mejorar su conducta, debe examinar si su prudencia es perfecta.

Si alguien es cortés y no es correspondido en su cortesía, debe examinar si su respeto hacia los otros es perfecto.

Si alguien, con sus actos no alcanza el fin que se propone, debe examinar y buscar en su propia conducta la causa de su fracaso.

Confuncio quiere indicarnos, en esencia, que la causa de que nuestra relación con los demás no sea adecuada y correcta, está en nosotros mismos.


Darío Lostado
(Mensajes Para Elevar La Conciencia)


domingo, 5 de febrero de 2012

AMAR


Si te preocupas a fondo de ti, podrás hacer algo útil por los demás.

Mientras no te conozcas en totalidad, mientras no te comprendas y veas en ti a la Humanidad toda, no podrás amar sincera y libremente a los otros.

Solamente la comprensión profunda de sí mismo es garantía del amor a los demás.


Imponerte la obligación de amar, por un acto de tu voluntad o por un precepto externo, conduce a una violencia interior y no a una actitud amorosa, natural y espontánea.

Haz lo mejor por ti mismo, que es comprenderte, y entonces podrás ver a la Humanidad toda en ti y harás también lo mejor por ella.


Darío Lostado
(Mensajes De Amor)


miércoles, 1 de febrero de 2012

EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO


Algunos buscadores de la verdad de sí mismos, creen estar en el fin del camino, cuando comprenden intelectual y racionalmente lo que creen ser. Piensan que después de la comprensión de sí, ya todo va a ser distinto, porque creen haber llegado a la meta buscada.

Pero mi voz me dice:

El conocimiento de ti mismo para que sea transformador de tu existencia y punto de partida de una vida nueva, ha de ser un conocimiento vivencial, sentido, íntimamente transformante. No basta el conocimiento teórico y racional. No basta que tu mente lo vea con más o menos claridad. Es necesario que el gozo y la paz broten en ti como de una fuente viva. La experiencia del ser profundo es intransferible e indescriptible con palabras. Todo lo que se diga está lejos de la verdadera realidad. En esto más que en todas las demás cosas, la realidad supera con mucho a las palabras y la imaginación.


La experiencia de ti mismo, no requiere ningún atipo de conocimientos, ninguna preparación académica, ninguna condición social ni siquiera moral. No se requiere "ser bueno" en el sentido moral tal como comúnmente suele entenderse. Únicamente se requiere tener un profundo y sincero deseo de llegar a conocerse y experimentar la propia realidad íntima.

Si en ninguna disciplina es lo mismo el conocimiento teórico e intelectual que la experiencia, en el conocimiento de sí, es mucho más cierto y más categórico.
Ningún buscador debe equivocarse. Una cosa es el conocimiento y otra muy distinta la experiencia vivencial.


Darío Lostado
(...Pero Mi Voz Me Dice...)