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jueves, 29 de abril de 2010

EDUCACIÓN


EDUCAR EDUCÁNDOSE

Hay muchos métodos educativos. Se dan muchas conferencias sobre educación. Se escriben muchos libros. Se organizan congresos.
Respetando la buena voluntad y la ciencia y el conocimiento pedagógico de los escritores, educadores, pedagogos..., parece que algo importante está fallando en dicho trabajo por la desproporción entre el esfuerzo y los resultados. Escasos y transitorios resultados que se obtienen.


Yo también he sido invitado muchas veces a dar conferencias sobre la educación de los hijos.
Pero nunca he hablado sobre el tema propuesto.
Hablo a los padres, no de la educación de los niños, sino de la educación de los padres.
Sólo podemos hablar de la educación de los niños y adolescentes hablando de nuestra propia educación. Sólo educaremos educándonos antes nosotros.
Me parece que cuando damos recetas, reglas, normas para la educación de los niños, estamos huyendo de lo más importante, aunque no parece lo más inmediato. Pero lo es.
Rehuimos enfrentarnos con nosotros mismos.
Incluso nuestro modo de proceder me parece poco honrado.
Parece como si los padres y educadores tuviéramos que estar constantemente disculpando nuestras actitudes incongruentes con aquello de haced lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen.
Esto en la instrucción o transmisión de conocimientos puede ser válido.
Pero esto nunca será válido en la verdadera educación ayudar a los niños a ser personas libres, creativas, conscientes y amorosas.
Eso sólo puede transmitirse cuando se vive.
Sólo podemos educar cuando estamos educados. Solamente entonces.
Lo demás son palabras vacías, muertas.
Por eso los resultados suelen ser tan escasos y deficientes.
En la verdadera educación sólo se puede hablar con palabras vivas, palabras que tienen una correspondencia en la vida.
Al leer esto, algunos quizás comprenderán el por qué de la ineficacia de tantos consejos, tantas conversaciones, tanto rollo, tanto bla, bla, bla.
Otros pensarán quizás en un afán de justificarse o justificar lo que se hace, que algo hay que hacer y que esos consejos algo dejan, algo hacen.
Pienso que tal educación con palabras muertas hacen algo. Sí. Algo muy grave: crear en el educando, en el niño, un sentido de hipocresía, de inautenticidad, de desconcierto al ver en esas personas que él tanto aprecia, esa incongruencia entre lo que le dicen y hacen.
Así los padres transmiten a sus hijos la naturalidad en el mentir, disimular, engañar y ser incongruentes en la vida.
¡Qué lejos está esa actitud falsa, de la clara, transparente, ingenua, natural y espontánea expresión con palabras y gestos del niño aún no maleado por nuestra educación!
Sólo hay un camino para educar: educarse, y vivir con transparencia lo que queremos que viven los niños.
Todo lo demás será muy académico, muy científico, muy de conferencias para quedar bien, Pero poco efectivo.


Lo que los hijos ven en sus padres y a veces también oyen es que lo único importante es saber más, para producir más y ganar más dinero. Muchos padres se sienten muy orgullosos cuando ven que sus hijos han asimilado bien la lección.
Educar para producir más y tener más.
Eso también se inculca en medios y ambientes públicos y oficiales.
No es que yo esté en contra de la producción y el tener dinero.
Lo malo está en proponerlo como objetivo principal de la vida.
Luego estos niños, convertidos en hombres no tendrán ningún reparo en pisotear y avasallar, con tal de conseguir su objetivo: tener más. Tener éxito, tener dinero.
Si queremos educar de verdad a los niños hay que empezar por lo primero: educarse y vivir lo que queremos transmitirles.
No bastan las palabras. Es necesario el ejemplo de vida con una gran dosis de amor verdadero.
Aún diría que las palabras sobran.
Es duro y difícil enfrentarse con nuestros inveterados hábitos, nuestras creencias, nuestras formas de vida.
Pero quizás haya que enfrentarse con eso o algo más.
Y es necesario educar para que el niño se sienta libre y no dependiente.
Educar en libertad y para la libertad.
Si queremos que los niños de hoy no abusen mañana de la libertad deberán ser educados en libertad para la libertad.
Los que peor usan la libertad son los que menos la han tenido.
Educar a ina persona es ayudarle a que sea libre, con verdadera libertad interior sin dependencias externas o internas, libertad consciente y amorosa.
Y esto, libertad, conciencia y amor no son asignaturas que se puedan aprender en un texto.
Sólo se aprende en la vida de aquellos a quienes se admira y se ama.
Me contaba una psiquiatra amiga que cuando logró que una madre impositiva y dominante dejase en libertad a sus hijos ya mayores, los gritos y peleas de la casa habían desaparecido. Había más paz y armonía. Pero aquella madre prácticamente se quejaba luego de que aquello parece ahora un cementerio. Estaba tan acostumbrada a mandar con gritos y peleas que no se resignaba a este modo de vivir en paz. Ya no podía satisfacer su afán impositivo y dictatorial.
Un hombre y una mujer que no tengan desarrollados sus órganos genitales, no pueden tener hijos físicamente.
Y los padres que no tienen desarrollada su personalidad madura ¿pueden moralmente tener hijos?
Nadie será educador si cada día no se educa a sí mismo.
La mejor manera de educar es educarse y vivir lo que queremos enseñar.
Hay padres y educadores que pretenden pasar y parecer como progresistas, despreocupándose de sus educandos. Dejándolos abandonados a su propia suerte.
No. La educación en libertad para la libertad no es sinónimo de despreocupación, sino todo lo contrario.


La educación verdadera hace ver qué es lo constructivo y qué lo destructivo.
La educación verdadera hace tomar conciencia según los niveles de los educandos de su responsabilidad al construir o destruir, al amar u odiar, al ser o no ser, al hacer u omitir.
Y esto se hará a veces con palabras. Pero siempre con la propia vida.
Los niños, por pequeños que sean, lo entienden mejor de lo que pensamos nosotros.
¿Queremos educar?
Eduquémonos de verdad.


Darío Lostado
(La Alegría de Ser Tú Mismo)

miércoles, 28 de abril de 2010

¡ ALÉGRATE!


TIENES UN GRAN MOTIVO

Te encontré una tarde cualquiera. Estabas triste.
Te pregunté: ¿Por qué estas triste? ¿Por qué tus gestos, tus facciones, tus sentimientos, tus palabras son tristes?

¿Es que acaso crees, me contestaste, que puedo estar de otra manera? La vida es dura y difícil. La gente es egoísta, cruel, mala. Cada uno solamente va a lo suyo y piensa sólo en sí mismo. Uno se lleva cada día nuevas frustraciones. Estoy desilusionado.

Ya, fue mi única respuesta.
No quise afirmar ni negar nada de lo que decías porque a un corazón cerrado no se le puede razonar ni hacer ver nada claro.

Pasaron unas semanas. Te encontré de nuevo. Estabas alegre, eufórico.
¿Por qué estás tan alegre? te pregunté.
Y me contaste que en el trabajo te habían ascendido de puesto y te habían subido el sueldo.
Reconocí que tenías un pequeño motivo para estar contento. Pero tu cambio había sido demasiado radical por tan pequeña cosa.
Reprimiendo muy conscientemente el impulso automático reactivo de felicitarte, me callé.
No podía felicitar tu inconsciencia, ni tu injusticia con la Vida. Un simple reconocimiento externo de un jefe de trabajo y un aumento, más simbólico que efectivo en tu sueldo, hicieron en ti lo que la Vida con todos sus infinitos regalos de cada día no había logrado conseguir. ¡Qué pena!
¿Quién estaba fallando, la Vida o tú?
La Vida nos regala innumerables dones externos cada instante. Nos de la luz del día, los pocos o muchos bienes que tenemos en casa. Nos de el aire que respiramos, el sol que nos calienta, los amigos y familiares que nos acompañan, la energía del cuerpo y de la mente...

Tú que estás leyendo puedes pensar quizás, que nada de esto tienes o es insuficiente. Quizás no lo tengas en el grado que quisieras tenerlo. Pero lo más importante es que no sabes verlo y disfrutarlo.
Pero sea como sea, te diré algo importante. Por más que tengas todos los dones que La Vida nos da en abundancia, nada de ello por bueno y agradable que sea puede ser la causa de nuestra verdadera alegría.
La causa de tu verdadera alegría será algo que nunca te pueda fallar, que siempre puedas tener, que nadie te puede quitar, algo que está en ti y no depende de los demás.
La vida, la familia, la salud, los amigos, las comodidades... son buenas y agradables. Pero todo eso es transitorio e inestable.
Es necesario que la causa de nuestra verdadera alegría sea algo permanente, fijo, estable, seguro.
La verdadera causa de nuestra constante alegría sólo puede basarse en vivir conscientemente desde la realidad fecunda, desde la plenitud de gozo y amor que tú y todos somos. Podemos y debemos estar alegres por lo que somos. No por lo que tenemos.

¡Ah! me dijiste, eso no es posible.Eso nadie lo hace. Es muy difícil. Nadie lo consigue.

Te interrumpí y corté tus palabras. Eres injusto, te dije, con La Vida y ahora también eres injusto con la gente. No juzgues a los demás. Porque ciertamente hay personas que eso lo viven cada día. No extiendas tu inconsciencia y tu cobardía a los demás. Hay muchas personas que han decidido vivir por lo que ellos son y no por lo que tienen o por lo que les ocurre en la vida. Tienen conciencia clara de sí mismos y gozan de ser y vivir lo que son.
La verdadera alegría está siempre o casi siempre en proporción directa con la lucidez de conciencia.
Cuanto más amplia y lúcida es nuestra conciencia sobre nosotros mismos, más profunda, verdadera y duradera es nuestra alegría.
Vivimos casi siempre a impulsos de estímulos externos y bailamos al son que nos tocan. Si nos tocan una melodía agradable, con una alabanza, con un aprecio, un reconocimiento... nos sentimos felices. Pero basta que una simple palabra,, una simple noticia, un reproche, un desagradable comentario llegue a nuestros oídos para que caigamos de la euforia en una profunda tristeza.
Nuestro estado de ánimo es tan variable porque la causa y la base en la que se sustenta es inestable, cambiante y sin consistencia.
Nuestro ánimo está casi siempre a merced de lo de fuera. Nuestra alegría es tan inestable como los estímulos que la provocan.
¿Por qué esperar a que ciertas cosas nos vayan bien para estar alegres?
Hay algo que siempre está bien, está perfecto, completo.
Hay algo que siempre es y está como tiene que ser y estar.
Ese algo es nuestra verdadera realidad, lo que somos en lo más profundo de nosotros mismos. ¿Por qué no alegrarte por ello?

Me dirás como siempre que eso es difícil de conseguir, que son pocos los que viven así... etc...
Pero si tú no lo vives, es porque no te has propuesto hacerlo.
Basta que mires con atención una y otra vez y sentirás tu verdadera naturaleza consciente y amorosa que está palpitando dentro de ti, de mi, de cada uno.
Esto no sería cierto si la causa de nuestra alegría estuviera fuera de nosotros. Pero no es así. Está dentro. No fuera.
Ver, sentir y vivir desde ti mismo, sólo depende de ti.
Tú puedes sentir y vivir esa inmensa y gozosa realidad. Vívela. Siéntela. Entra dentro de ti mismo. Es más útil y provechoso que vivir derramado hacia fuera, hacia las cosas.
En ti está la única alegría verdadera y permanente.
No puede ser de otra manera porque es la misma naturaleza de Dios.

¿Por qué estás triste?
La felicidad que necesitas y buscas ya está en ti. ¿Para qué buscarla en otra parte?

Alégrate, hombre, alégrate. Tienes un gran motivo para éllo.


Darío Lostado
(Vivir Como Persona)


martes, 27 de abril de 2010

PALABRAS EN EL CAMINO


Muchos pasan por la vida como si no hubiesen pasado por ella.
Se van de la vida sin haber sido nada más que una rueda de un engranaje movida por otras ruedas.
No se movieron por sí mismos.
Fueron una rueda más. Fría, ciega, sin vida propia.


Darío Lostado
(Ama y Haz lo que Quieras)


lunes, 26 de abril de 2010


LA VIDA

A veces nos preguntamos cuál es el sentido de la vida.

La Vida no puede tener más sentido que ser vivida.

La Vida es la fuerza que mantiene a todos los seres vivos manifestando esa Vida que son, en sus diversas e infinitas formas.

Las plantas están sostenidas por la Vida y expresan y manifiestan la Vida como plantas, con sus formas y propiedades de plantas.

Cada uno de los animales está sostenido por la Vida. Y cada uno expresa y manifiesta la Vida con su condición.


¿Y el ser humano?

¿Es consciente de lo que es la Vida en él? Sabe o debe saber que la Vida es su esencia y fundamento y, además, al conocer lo que es la Vida en su misma naturaleza, su misión es ser consciente de que la Vida quiere manifestarse en él en toda su plenitud de luz y amor.

Cuando el ser humano toma conciencia de la Vida como su Ser Verdadero, el Yo personal va perdiendo importancia y dominio sobre él. Eso es despertar a su verdadero Ser, a la Vida que es su Ser real.

Somos la Vida consciente y amorosa. Pero esta gozosa realidad se queda en un mero concepto si no la vivimos cada día, cada instante.


Darío Lostado
(Despertar a la Conciencia Día a Día)

domingo, 25 de abril de 2010

A PESAR DE TODO...


...AÚN PUEDES SER FELIZ

A pesar de todo. Y sobre todo a pesar de ti mismo. Aunque el mundo no sea como crees que debería ser. Aunque no tengas el dinero que quisieras tener. Aunque tu marido o tu mujer o tus hijos o los que viven contigo no sean como tú querrías que fueran.

Aunque no tengas la casa que te gustaría tener. Aunque no tengas el automóvil que hace tiempo estás deseando conseguir.

Aunque no tengas el trabajo que más te gustaría. Aunque tu jefe sea un quisquilloso, exigente y maniático.

Aunque tu suegra se meta demasiado en tu vida. Aunque no vivas en la ciudad o lugar que tú quisieras. Aunque no tengas una salud fuerte, sana y estable. Aunque tengas jaquecas.

Aunque tengas vecinos molestos e incordiantes. Aunque no consigas la lotería, las quinielas o el bingo.

Aunque no gane el equipo de tu preferencia.

Aunque los periodistas se empeñen en contarnos solamente o principalmente todo lo malo y desastroso que ocurre en el mundo, buscando el sensacionalismo.

Aunque algunos por envidia murmuren de ti.

Aunque algunos te pongan la zancadilla.

Aunque llueva cuando vas a salir de vacaciones o paseo. Aunque te pongan mala cara en tu casa, o en el trabajo, o tus amigos.

Aunque haya embotellamiento cuando tienes prisa. Aunque esté el día nublado y gris.

Aunque no te hayan hecho la comida que más te gusta. Aunque te sirvan el café frío.

Aunque no seas como tú crees que deberías ser. Aunque los demás no sean como tú piensas que deberían ser.

Aunque no te ame la persona que tú amas.

Aunque se den algunas de estas cosas u otras que no te gustan, AÚN PUEDES SER FELIZ.


Porque tu felicidad depende principal y fundamentalmente de ti.

Los demás, las cosas..., ayudan u obstaculizan tu felicidad. Pero sólo en la medida en que tú eres menos tú mismo.

Cuando más tú seas tú mismo, tu felicidad dependerá más de ti y menos de los demás, los acontecimientos y las cosas.

Recuérdalo ahora y siempre: Aún puedes ser feliz a pesar de todo, de todos y hasta de ti mismo. Porque tiene remedio. Tú también.

Tú puedes hacer el cambio.

Cambio de pensamiento.

Cambio de actitudes y de vida.

Cambio del sentido de tu vida.

Aún puedes ser feliz.

Aunque tu vida no cambie de repente radicalmente puedes mejorar hoy.

Mañana podrás más.

Cada día sale el sol y la vida sigue.

Y cada día tú puedes hacer algo más que ayer. Proponte cada día una cosa sencilla.

Cada día una cosa distinta.

Sé paciente contigo mismo.

Nada está perdido.


AÚN PUEDES SER FELIZ.


Darío Lostado
(La Alegría de Ser Tú Mismo)


sábado, 24 de abril de 2010

NIVELES DE CONCIENCIA


ELEVAR LA CONCIENCIA

El desajuste más común de nuestra sociedad reside en que la mayoría de las personas se desenvuelven en un nivel de conciencia muy bajo y primario. El propósito de la mayoría de las personas primordialmente es adquirir más, para dominar más, tener más, para afirmarse sobre los otros, queriendo aparecer como más y mejor. Esta tendencia es un signo evidente de que se sienten débiles y vacíos. Los hombres de nuestro tiempo viven en la epidermis de sí mismos. En este nivel de sentidos y vanidad tan sólo conseguiremos chispazos de placer fugaz. Jamás vivencias felices de gozo sereno y estable.


Si tienes poca paz en tu corazón, examina en qué nivel de conciencia estás viviendo. Encontrarás que necesitas mirar desde más arriba y más adentro.


Darío Lostado
(Mensajes para Elevar la Conciencia)


jueves, 22 de abril de 2010

RELACIONES


CONFUCIO NOS DICE


El sabio Confucio hace unas útiles y prácticas reflexiones:


Si alguien ama a los otros y no es amado, debe examinar si su amor y bondad es perfecta.

Si alguien gobierna a otros y no logra mejorar su conducta, debe examinar si su prudencia es perfecta.

Si alguien es cortés y no es correspondido en su cortesía, debe examinar si su respeto hacia los otros es perfecto.

Si alguien, con sus actos no alcanza el fin que se propone, debe examinar y buscar en su propia conducta la causa de su fracaso.


Confucio quiere indicarnos, en esencia, que la causa de que nuestra relación con los demás no sea adecuada y correcta, está en nosotros mismos.


Darío Lostado
(Mensajes para Elevear la Conciencia)


martes, 20 de abril de 2010

LIBERTAD


PERSONAS LIBRES



La libertad es la eterna canción.

Se dice que somos libres.

Todo el mundo dice que quiere ser libre. Se lucha y se hacen grandes hazañas y manifestaciones exigiendo libertad.

Pero la gente tiene miedo de ser libre, de vivir libre, como si la libertad causara el vértigo del vacío.

La gente no quiere que le manden, pero opta por vivir dependiendo, apoyándose en otros.

Se tiene miedo a ser libre de verdad.

Se ha dicho y muchos lo sostienen, que el hombre, la persona, es un producto de la herencia y el ambiente en que vive.

Sin negar la importancia que tienen dichos factores hay que reconocer que si fuera eso cierto, prácticamente no podríamos pensar ni hablar de la libertad humana.

Existe un factor o una dimensión de la persona que es fundamental al hablar de libertad. Es la amplitud de conciencia o madurez interior. Este factor hace que sea la persona individual quien determine el grado de libertad que quiere tener.

Ante las influencias ambientales, de educación y de la herencia, tenemos que preguntarnos qué papel jugamos cada uno de nosotros, qué papel juega nuestro "yo" interno, ese "yo" centro de nuestro ser.

Tenemos tres niveles de vida: el instintivo-biológico, el mental y el emocional.

Cada uno de estos tres niveles tiene sus propias leyes: las biológicas, las mentales y las afectivas.

Cuando vivimos uno de esos niveles somos conducidos por las leyes de ese nivel.

Dicho de otra manera quiere decir que es la ley de la naturaleza misma la que rige y me gobierna de cualquiera de los niveles en que esté viviendo.

Pero hay algo importante y es que debido a mi capacidad de amplitud y apertura de conciencia, puedo vivir los aspectos de un nivel desde otro nivel superior. O sea yo puedo vivir con el foco de mi conciencia por encima del nivel de los hechos que estoy viviendo. Pero ésto sólo se puede hacer cuando estamos completamente despiertos con la mente lúcida, lo cual no es demasiado frecuente, dado el grado de somnolencia e hipnosis en que solemos vivir la mayor parte de nuestra vida.

La amplitud, claridad y atención de la conciencia para situarme en cada momento en un plano o en otro, hace que mi grado de libertad sea mayor o menos.

Así, nos damos cuenta que la mayor parte de la gente que vive de puros automatismos y actitudes reactivas no son apenas libres sino de nombre, porque en cada momento hacen lo que las circunstancias les están determinando. Reaccionan automáticamente impulsados por los estímulos del momento.

La libertad entonces consiste ante todo en la capacidad que tenemos para situarnos en unos niveles o en otros y desde ahí escoger no por las leyes ciegas de cada nivel humano o por la influencia de la herencia o del ambiente, sino por lo que determino con mi visión clara y siempre por encima del nivel de las leyes que rigen ese nivel de la actitud humana en la que estoy viviendo en ese momento.

Dicho de otra manera podemos decir que en la medida en que tengo claridad y amplitud mental para ver desde distintas perspectivas los valores de mi vida, yo puedo elegir cualquiera de las opciones que caen bajo mi perspectiva.

Si mi conciencia está dormida o solamente vivo las cosas en el nivel en que se dan, seré conducido y estaré determinado por las leyes naturales de ese nivel que estoy viviendo.

El plano biológico lo viviré según las leyes biológicas, a no ser que con mi conciencia muy despierta lo esté viendo y viviendo desde un plano superior. Entonces sí seré libre. En un grado mayor o menor, según sea la amplitud de mi conciencia.

Pero no vivimos solos. Y la sociedad, que nos protege y nos da muchas cosas, no lo hace a cambio de nada. Nos somete a sus normas y exigencias. Y ahí empieza el juego social con la correspondiente limitación de nuestra libre elección. en tantas y tantas cosas y aspectos de nuestra vida.

La sociedad nos impone valores y modos de conducta.-

La sociedad nos impone y nos crea necesidades artificiales de mil maneras. La moda y el inútil y excesivo consumismo creado por sociedades comerciales multinacionales arrastra irremediablemente a todos aquéllos que se suben al caro de la inconsciencia colectiva y dejan de pensar, sentir y obrar por sí mismos para ser corderos dóciles de las normas del momento.

Los condicionamientos y situaciones sociales por las que nuestra libertad está amenazada, son casi innumerables.

Cada uno es lo suficientemente perspicaz para verlo y comprobarlo por sí mismo si mismo.

Tenemos una libertad muy relativa y limitada solamente. Pero parece que algunos todavía abdican de la poca que nos deja la sociedad y los condicionamientos externos.

Solamente hay una manera de reconquistar nuestra maltrecha libertad. Esta manera es que cada una empiece a estar más atento a cada situación de su vida.

La conciencia atenta y despierta para valorar por nosotros mismos cada situación, cada acontecimiento, cada noticia, cada necesidad natural o artificial, cada momento de nuestra existencia es el camino hacia nuestra libertad interior.

Ser persona libre es tener una perspectiva desde arriba, desde niveles altos de conciencia.

Mejorar nuestra perspectiva es mejorar nuestra libertad.


Se dice en Juan Salvador Gaviota que cada uno de nosotros es una idea ilimitada de la libertad. Lo dramático es que nos quedemos en "una idea" y no sea nuestra realidad libre.

¿De qué sirve que seamos idea ilimitada de libertad si esa idea no pasa a ser realidad?

Las ideas están en la mente.

La realidad es vida.

Estamos destinados a ser libres en cada instante de la vida.


Darío Lostado
(Vivir como Persona)

lunes, 19 de abril de 2010

SIN IMPOSICIÓN


LA COMPRENSIÓN LÚCIDA




Todo aquello que es producto o efecto de la imposición por la fuerza de un acto de voluntad y se hace con rechazo o resistencia interna es causa de conflicto y es nulo o negativo en el progreso espiritual por noble o elevada que parezca la acción.

Solamente es positiva y transformadora la acción que brota libremente de la comprensión espontaneidad natural del alma.

Contra lo que suele decirse no es la fuerza de voluntad la que transforma el mundo sino la comprensión lúcida de lo que se debe hacer u omitir.

Nada conseguido por violencia es durable.

La visión y evidencia clara de la Verdad es siempre lo más eficaz.


Darío Lostado
( Mensajes de Verdad)


domingo, 18 de abril de 2010

DARÍO NOS CUENTA...


NOTICIAS DE DARÍO DESDE BUENOS AIRES.

La conferencia de ayer estuvo muy bien. Hubo unas 40 y tantas personas y tomaron parte en las preguntas. Quedaron contentos, y eso que algunos nunca habian asistido, ni a mis conferencias ni a otras de este estilo. Me contaron que les habia interesado mucho y estaban contentos de haber venido.

Este viernes, me ha pedido el presidente de la Casa de Madrid de Buenos Aires, que participe, con varios personajes de la cultura de aquí, para leer partes del Quijote como hacen en algunos lugares de España.

Y el día 12 de mayo daré, también, en la Casa de Madrid en Argentina una conferencia: "Diferencias odiosas entre sexos y el camino de solución". Esta casa está situada en la calle Libertad, 940. La asistencia es gratuita. Y será a las 6,30 de la tarde.

Las lecturas del Quijote también la entrada es gratuita, y por supuesto en el mismo lugar.

Un abrazo.

Darío.