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lunes, 2 de mayo de 2011

PEQUEÑAS MALDADES


Tenemos la propensión de admirar a quienes hacen cosas y hazañas extraordinarias.
No nos damos cuenta de que cada momento, cada acto ordinario de nuestra vida, es lo que realmente cuenta, y no lo extraordinario y vistoso.
Recriminamos a los personajes de la historia que cometen o han cometido grandes crueldades y villanías.
Y no advertimos que nosotros, en nuestra propia vida diaria, somos crueles con quienes nos caen mal, simplemente porque hieren o han herido nuestro amos propio.
No los matamos como algunos personajes de la historia, pero hay un odio secreto en nuestro corazón que también nos cuesta reconocer, y el odio está ahí adentro, vivo, en el interior de nuestro corazón.

Photo by Guillem.



Tenemos la propensión de admirar a quienes hacen cosas y hazañas extraordinarias.
No nos damos cuenta de que cada momento, cada acto ordinario de nuestra vida, es lo que realmente cuenta, y no lo extraordinario y vistoso.
Recriminamos a los personajes de la historia que cometen o han cometido grandes crueldades y villanías.
Y no advertimos que nosotros, en nuestra propia vida diaria, somos crueles con quienes nos caen mal, simplemente porque hieren o han herido nuestro amos propio.
No los matamos como algunos personajes de la historia, pero hay un odio secreto en nuestro corazón que también nos cuesta reconocer, y el odio está ahí adentro, vivo, en el interior de nuestro corazón.
Tanto las grandes como las pequeñas ruindades y villanías son hijas del mismo padre; el ego individual destructivo que siempre ambiciona el poder, la superioridad sobre el otro, el orgullo y el placer en cualquiera de su formas.
No cometemos grandes fechorías, pero estamos inmersos en un sinfín de pequeñas maldades con quienes viven cerca de nosotros.
Nuestro mundo no está mal sólo por las grandes crueldades, sino también por esas innumerables ruindades diarias de cada uno de nosotros.
Tenemos una gran o pequeña responsabilidad para que el mundo sea un poco mejor.


Darío Lostado
(Despertar A La Conciencia Día A Día)

6 comentarios:

  1. Tienes mucha razon, no vemos nuestra falta, y nos preocupamos de las faltas de los demas, como si fueran más cruentas, que lo que nosotros, sin darnos cuenta, cometemos mezquindades, que aun son más insultantes.

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  2. Precisamente hoy leí esto: "En Inglaterra, en un parque abierto al público, un cartel atrae la atención del visitante con estas palabras: «He aquí el animal más feroz y peligroso del mundo». Intrigado, el visitante penetra en el lugar donde estaría el supuesto animal, pero se halla ante un espejo que le devuelve su propia imagen. Al lado de ese espejo está fijada una lista de las atrocidades cometidas en diferentes partes del mundo. Para el visitante es imposible no sentirse afectado por esta constatación sin complacencia, devuelta de manera muy realista por el espejo"

    Muy cierto este post!

    Saludos Guillem!

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  3. Estoy de acuerdo, pero es difícil tener una conducta impecable. Creo que lo más difícil es no dejar que las ofensas duelan porque es a causa del dolor por lo que actuamos como animales heridos y perpetramos esas pequeñas crueldades y villanías, creo.

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  4. Pinza,

    Creo que hay que dejar que las ofensas duelan... pero preguntarse e indagar en esta pregunta: ¿A quien le duelen? ¿No es ficticio eso que se ve dolido?

    Un abrazo! y gracias Guillem y Darío!

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  5. Gracias por el consejo. Lo rumiaré.

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  6. Si, si... de acuerdo... y además de esas maldades de la inconsciencia... está un nivel de falsedad... de falta de autenticidad... de falta de amor a la Verdad en cada uno, en cada situación. Hay un nivel de ese ego, de la inteligencia racional... que manipula todo lo que puede para salir bien puesto... para llevar razón... para sobresalir... para alegrarse de la infelicidad del otro. Triste... pero es un nivel que hay que reconocer y liberar.

    Un abrazote, Guillemus...

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