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sábado, 17 de septiembre de 2011

CONSUMISMO Y SUFRIMIENTO


Si analizamos cada uno de nuestros sufrimientos, nos damos cuenta de que siempre hay en el fondo un deseo no cumplido. Deseé algo y no lo puedo conseguir. Estoy deseando algo y no lo consigo. Desearía tener..., hacer..., conseguir..., algo y no lo logro.

La táctica y estrategia comercial del consumismo propone a la gente constantemente algo deseable. Algunas veces son cosas útiles. Otras son completamente inútiles pero son cosas atractivas, cosas que dan "status" social o personal, cosas que hacen a la persona que las posee más importante a los ojos de los demás. Las modas de turno son un ejemplo evidente de esto.

Muchas personas suelen argüir que ellos no, ellos tienen las cosas simplemente porque les gustan y no para que las vean los demás. Pero si se ahonda con sinceridad en los motivos por los que les gustan, se llega a la conclusión que se sienten más importantes con esas cosas, ante los ojos y la opinión de los demás.

Muchas cosas se poseen para ser apreciados y admirados y ser tenidos en mayor estima por los demás.

Y si nosotros queremos tener cosas para que nos admiren e incluso nos envidien, es porque también nosotros por nuestra parte hemos admirado y envidiado a los que las poseen.

Es muy difícil que una persona admita que envidia a alguien. Dará explicaciones rebuscadas y mil sinrazones a sus sentimientos y actitudes. Pero no admitirá que envidia a otras personas. Otros defectos son admitidos fácilmente. Pero no la envidia.

La política económica y comercial de los pueblos desarrollados principalmente, se basa en fomentar e incentivar el consumo, el movimiento del dinero.


Esto que en el plano económico parece lo mejor para un mayor desarrollo se constituye en causa de decaimiento de la persona, en su desarrollo humano, en cuanto persona, y es una pendiente no fácilmente perceptible pero indudable hacia el subdesarrollo humano. Y ello, no porque el desarrollo económico, técnico, científico o de confort en el modo de vivir sea perjudicial o negativo en sí mismo, sino porque la persona llega a acostumbrarse a reaccionar automáticamente por los estímulos que se le proponen y camina, como el animal inconsciente de sí mismo corre detrás de la zanahoria.

La política consumista crea deseos. Y los deseos de tener y poseer cosas y cosas sin límite, ahogan sustituyen y matan al deseo de ser lo que uno es.

La mayoría de la personas viven tan afanadas por llegar a conseguir ciertas cosas que no tienen tiempo para sí mismas, para saber quiénes son, qué hacen en la vida, aparte de pasarlo bien y adquirir cosas y más cosas.

El afán de tener y poseer algo de afuera, indica lo pobreza y la ignorancia de lo que se tiene dentro.

Cuantas más cosas se adquieren, más se va ahondando el vacío interior. Y cuanto mayor es el vacío interior más ansias se tiene de cosas para compensarlo. Es el círculo vicioso que nunca acaba hasta que ocurre algún hecho impactante o se de un despertar de la conciencia.

Si fuéramos conscientes de lo que somos y viéramos que necesitamos muy pocas cosas, no caeríamos en esa carrera alocada por adquirir y poseer cosas.

El consumismo, algo aparentemente inocente, es el camino directo hacia el subdesarrollo humano de los pueblos técnica y materialmente desarrollados.

No es el consumir sino el deseo y afán desmedido de tener y la obsesión de comprar lo que otros proponen, lo que hace que el consumismo sea peligroso y nefasto.


Darío Lostado
(Hacia La Verdad De Ti Mismo)




2 comentarios:

  1. "No es el consumir sino el deseo y afán desmedido de tener y la obsesión de comprar lo que otros proponen, lo que hace que el consumismo sea peligroso y nefasto."

    Por ejemplo.

    Tener la verdad.
    Predicar la verdad sin que nadie le pregunte.
    La iluminacion.
    La paz de espiritu.

    Estas cosas tambièn son propuestas para el consumo con afan y obsesiòn por comprarlas.

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