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miércoles, 7 de abril de 2010

EL PERDÓN


CARTA A MI ENEMIGO

¿Te acuerdas Tony de aquellos días en que te consumía la envidia?
Yo había logrado ganarme la amistad y simpatía de todos aquellos seguidores tuyos.
Es verdad que era mi interés particular el que ne empujaba a servirles y ganarme sus simpatías. Tú te sentías desplazado, olvidado, postergado. Tenías motivo para atacarme. Y me atacaste. Y me calumniaste. Y yo me sentí víctima. Tú fuiste mi víctima y yo tu víctima.
Ni tu tenías la razón. Ni la tenía yo.
No era la razón sino el amor propio ofendido el que gritaba, el que se ocultaba en tí contra mí y en mí contra tí.
Era la pelea de dos niños ofendidos.
¡Y pensar que tú y yo nos tenemos por personas serias e importantes!!!
Para tí era muy importante el seguir siendo líder y gallito y para mí lo era el llegar a conseguirlo.
Pero no podíamos subsistir ambos como líderes. Nunca hay paz en un corral con dos gallos.
Tu llegase a ser mi enemigo. Yo casi llegué también a sentirme como enemigo tuyo. Pero no pude hacer nada contra tí ni me sentí enemigo tuyo. Tu eras el que tenía la credibilidad ante toda la gente.


Nunca hice nada contra ti directamente. Quizás no tanto por falta de ganas, sino por impotencia. Luego, a los años, cuando me enterá de tu decaimiento físico, moral... sentí pena. No lle gué a alegrarme.
Es que en el fondo yo nunca me sentí como tu enemigo. Aunque, tú sí te portaste como mi enemigo. Hiciste todo lo posible para deshonrarme para disminuirme. Tú que supuestamente eras un trabajador al servicio de los demás. Tú que tenías una misión de educar y enseñar. Tú que creías ser el detentador de la verdad y del bien.
Y yo también. Ya ves. ¡Qué contradicciones!!
Eramos maestros de paz y éramos dos enemigos. ¿Tú crees que puede enseñarse el amor y la paz así?
Sin embargo estábamos más preocupados de destruirnos que de ayudarnos. Estábamos más preocupados de resaltar lo que nos desunía en vez de buscar un punto de unión.
Es el espectáculo que sigue dándose entre los educadores, los políticos, los líderes religiosos...
Yo siempre te he recordado, Tony, como una de las personas que peor me han querido.
Pero en tí recuerdo a algunos otros.
La envidia es y ha sido siempre mala consejera.
La envidia es podredumbre contagiosa.
Recuerdo en tí también a todos aquellos que por envidia o temor a ser opacados me han despreciado, odiado, calumniado, vituperado.
Hoy, recordando esos desprecios y vituperios he sentido que tenían algo de razón. No todo es falso y mentira cuando nos vituperan.
Nuestra terquedad más o menos disimulada es percibida y denunciada despiadadamente por nuestro enemigo.
Sólo hay que saber recibir las críticas para conocernos mejor Sólo hay que saber aceptarlas para reemplazarlas por la actitud opuesta. Pueden sernos de un gran servicio.
No siempre es falso todo lo que dicen de nosotros nuestros enemigos.
Si nos preocupara verdaderamente nuestro desarrollo personal estaríamos muy atentos a las críticas de nuestros enemigos, pues ellas poseen una gran parte de verdad.
La calumnia merece un lugar aparte.
Si las críticas son y pueden ser beneficiosas para encontrar la verdad por amarga que sea, las calumnias por ser mentira, siempre son perjudiciales para todos.
Hemos de reconocer que en la calumnia no hay verdad sino mentira y falsedad.
Y la mentira nunca ayuda, nunca construye.
Querido Tony, es una pena que nos hayamos separado y no hayamos vuelto a vernos más.
Un nuevo encuentro podía haber sido la ocasión para reconocer nuestra rivalidad o enemistad y superarla. Ese podía haber sido un comienzo de nuestra transformación interior.
Claro que eso lo veo ahora. Ahora que quizás tampoco te hubiera dado motivos para tu enemistad. Ahora que incluso aunque hubiera nacido en tí la enemistad, yo la hubiera comprendido y perdonado y quizás se hubiera diluído.
Tú y yo hemos enseñado muchas veces la solidaridad, el perdón, la comprensión, el amor... y quizás lo enseñábamos mientras tú me atacabas y yo trataba de hacerte sombra.
Y es que dicen en mi tierra que "una cosa es predicar y otra dar trigo" y ¡¡estamos tan acostumbrados a enseñar, hablar y no practicar!!
No se si es que queremos sentirnos buenos simplemente hablando sobre el perdón y el amor, aunque luego las obras no acompañen o es que somos muy cínicos.
Las cosas bellas que solemos decir sobre la amistad se diluyen y quedan en huecas palabras.


Yo quiero ahora, querido Tony, recuperar el tiempo perdido, rehacer lo mal hecho.
No sé hasta que grado yo tuve intención consciente de ofenderte.
Pero lo cierto es que consciente o inconscientemente te ofendí.
Ahora con sinceridad te pido perdón.
No creo que llegues a leer esta carta. Porque en realidad ni sé si todavía estás viviendo en la tierra.
Deseo lo mejor para tí.
Claro que lo mejor para tí será que reconozcas tu error por haber odiado.
No deseo esto por mí sino por tí, porque sé que tú te perjudicas más que a mí mismo.
Cuando alguien odia a otro, el que odia es el que lleva la peor parte.
Yo deseo que tú que me odiaste, lo reconozcas y dejes de odiar.
No es un consejo piadoso o moralista.
Es que quiero lo mejor para tí. Eso de momento es lo mejor.
También yo te pido perdón si te ofendí en algo y en tí, Tony, yo pido perdón a todos a quienes consciente o inconscientemente he ofendido.
Sí. Pedirte perdón quiere decir que desearía de corazón que eso no hubiera ocurrido y que no pienso hacerlo nuevamente.
Te hablo así porque como en estas páginas yo hablo sobre el amor quiero ponerlo en práctica en este momento.
Y ofrezco mi perdón y mi amor a los que me han ofendido sea consciente o inconscientemente.
Quizás me sentí ofendido cuando lo hicieron. Pero ahora con serenidad, siento como si nunca me hubieran ofendido. Y les deseo lo mejor. Más aún. Es fácil imaginar que ahora, en estos momentos, hay personas que me quieren mal, me odian, me difaman.
Para todos ellos les envío mi mensaje a través de tí, Tony. Y mi mensaje es que a sus deseos y acciones contra mí yo les deseo el mayor bien. Y si se presenta la ocasión también les tenderé la mano de amigo.
Esta es mi actitud y sentir verdadero mientras te escribo.
Claroque como te decía antes, el mayor bien que les deseo es que dejen de odiar porque eso es el mayor mal que tienen ahora y deseo que abran los ojos y vean que el que odia y desea el mal a los demás, está abriéndose su propia fosa.
Esto lo dicen todos los conocedores de lo que son las energías psíquicas. No es una reflexión devota. Es una realidad comprobada.
Al escribirte a tí, mi enemigo, y en tí a todos los que he tenido o tengo, te confieso que siento pena por todos aquellos que tienen odio y rencor albergado en su corazón, creyendo que a´si destruyen al que consideran su enemigo.
La envidia, el despecho y la venganza y en el fondo de todas ellas la ignorancia, son las causas de esos estados destructores en el ser humano.
Muchas cosas más te diría Tony.
Pero ante todo, que tiendas tu mano como yo te tiendo la mía. Y en tí se la tiendo a mis lectores y a mis enemigos desconocidos.
Es esta la petición de perdón a quienes he ofendido y la oferta de mi perdón a los que me hayanb ofendido.
En realidad cuando vivimos desde nuestra realidad verdadera nunca nos sentimos ofendidos, porque sólo se siente ofendido el "yo" falso, el personaje que vivimos como si fuera nuestra verdadera realidad, nuestro verdadero "yo".


Y por eso, porque cuando vivimos desde donde somo de verdad nosotros mismos no nos sentimos ofendidos, tampoco tenemos necesidad de perdonar.
Entonces sólo existe la aceptación de las cosas como son, la comprensión y el amor.
No hay nada más.
El amor verdadero nunca se siente herido
Solo el falso.
El que va buscando con su amor alguna recompensa o alguna correspondencia que no recibe, se ofende.
Se ofende por eso: porque no es verdadero. El verdadero amador ama sin esperar ser gratificado o correspondido.
Eso querría que existiera en tí, en mí, y en todos los seres humanos, un conocimiento verdadero de lo que somo en el fondo y que fuéramos expresión del amor verdadero que todos somos en potencial casi infinito, o sin el casi.
Eso deseo para tí y para todos mis conocidos o desconocidos enemigos: conciencia profunda y amor verdadero.
Tu amigo.

Darío Lostado
(Ama Y Haz Lo Que Quieras)


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