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martes, 21 de septiembre de 2010

BUSCAR COMPENSACIONES


Era una mujer culta.
Aparentemente no le faltaba apenas nada en la vida. Pero no se sentía satisfecha.
Es posible que algún psicoterapia le hubiera preguntando por su relación sexual con su marido, queriendo encontrar ahí la causa de su insatisfacción.
Había venido a un ciclo de conferencias que yo daba y un día me expuso su preocupación.
Es que casi todo lo que deseo me sale mal, me dijo.
Aunque le saliera bien o como usted desea, porque a eso lo llama bien, tampoco se sentiría muy feliz, le dije.
Claro que me sentiría feliz si se cumplieran mis deseos, me replicó.

-Los deseos son inagotables. Cuando cree haber satisfecho uno, aparece otro esperando ser cumplidamente satisfecho también. Le digo más todavía. Cuantos más deseos alberque en su corazón, tanto sean satisfechos o no, estará usted más lejos de su verdadera paz y tranquilidad interior.

-¿Qué quiere usted decir, que no debo desear nada?

-Más o menos eso intento decirle.

-Por eso le dije que eso era "más o menos" lo que quería decirle, porque sabía que no me iba a entender bien. Está claro que para dar un paso hay que desear darlo. Pero creo que cuando usted me decía que casi todo lo que desea le sale mal, se refería a otra clase de deseos. Nos referimos a los deseos condicionantes compulsivos, a la adquisición de cosas y objetivos obsesivos.

-¿Usted quiere decir que no debo desear tener nada?

-Todo lo que deseamos tener o poseer es porque necesitamos una compensación por algo que nos falta. Y lo curioso es que eso que nos falta que es lo más necesario es lo último que intentamos conseguir.

-¿qué es eso que tanta importancia tiene?

-El único deseo que puede aquietarnos es el deseo de ser.

-Pero ¿cómo voy a desear una cosa que ya la tengo?
Porque yo ya soy.

-Cuando uno tiene un enorme tesoro en piedras preciosas pero no sabe cuánto valen, ni qué son, de poco le sirve saber que tiene una bolsa de piedras. Es posible que las use para cazar con ellas pajarillos. Usted ya tiene el ser, ya es. Pero no sabe qué es ese ser en usted.


Con todos los demás deseos queremos llenar y compensar el vacío que sentimos al no vivir nuestro ser.
En psicología hablamos del complejo de compensación. Es un recurso muy frecuente en todos los aspectos de la vida. El muchacho que es enclenque o poco apto para el deporte trata de compensarlo siendo sobresaliente en los estudios. O al contrario. La mujer que es fea y no puede competir con las más guapas y bellas trata de compensarlo con alguna habilidad o vistiendo llamativamente o pintándose exageradamente. El hombre que fracasa en los negocios puede buscar numerosas compensaciones. A veces hasta se acogen a una vida religiosa o de cualquier tipo parecido.
Muchas personas que vienen a estas conferencias lo que buscan ante todo es llenar su mente con ideas elevadas para compensar el vacío que sienten interiormente o bien por ciertos deseos frustrados o por no ser lo que deben ser.
Todos los deseos de poseer algo son en el fondo la compensación por la falta de ser, por no ser conscientes que SOMOS y de LO QUE SOMOS.
Cuando deseamos algo y lo conseguimos, sentimos de momento una cierta satisfacción. Pero no suele ser muy durable. Pronto sentimos que aquello ya pasó y es necesario seguir jugando al juego de los deseos.

-Mire, me dijo, cuando me iba a casar parecía que aquel deseo por sí solo sería capaz de hacerme feliz por toda mi vida. Tengo un marido excelente. Mis relaciones, incluso las sexuales son normales y casi perfectas, Pero de vez en cuando me sorprendo a mí misma pensando por qué lo que pensaba antes de casarme, siendo así que ya lo poseo, no ha hecho que me sienta completamente feliz y no tenga que desear nada más. Porque si tengo lo que deseaba y deseo ¿por qué tengo que estar constantemente deseando más y más cosas que son las que le decía al principio que siempre me salen mal? Por eso creo que le entiendo lo que ha estado diciéndo. Yo he querido que mis hijos fueran de esta manera o de la otra, he querido que tuvieran tales o cuales amigos o amigas y casi nunca han salido las cosas como y deseaba.

-Si usted, le interrumpí, hubiera deseado para sus hijos que ante todo supieran ser ellos mismos antes que ser tal cosa o tal otra no se hubiera visto defraudada tanto en su vida. Es lo mismo que nos asa en nuestra propia vida. Si en lugar de esforzarnos tanto por ser esto o aquello, nos ocupáramos ante todo por SER y saber lo que somos, nos hubiéramos evitado muchos sufrimientos y no hubiéramos perdido el tiempo tras tantos falsos espejismos. Como no deseamos lo único realmente deseable y como sentimos el vacío de lo que únicamente puede llenarlo y satisfacernos, vamos buscando compensaciones con un deseo tras otro. Las compensaciones nunca pueden suplir eficazmente el vacío fundamental. El afán por satisfacer los deseos compensatorios va ocupando y entreteniendo nuestra vida y aparentemente nos sentimos como si realmente nuestra vida estuviera llena, colmada. Si se le pregunta a una de esas personas que están todo el día sin un minuto de tiempo para nada, dirán que su vida es plena. Pero en un momento u otro se dan o se darán cuenta que si no son ellos mismos auténticamente libres y conscientes de lo que hacen , sentirán el hastío al ver los objetivos engañosos por los que se han desvivido.


Darío Lostado
(Vivir Como Persona)


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