Esencialmente todos somos idénticos.
Por nuestra personalidad, cada uno es distinto de todos los demás. Pero mis aspiraciones y las del otro suelen ser semejantes.
Yo quiero afirmarme y él también.
Yo quiero ser oído, comprendido y amado y él quiere lo mismo.
Yo quiero expresarme a mi manera y él a la suya.
Yo quiero ser apreciado y aceptado en mis juicios y apreciaciones, y él también.
Cuando yo me intereso sinceramente por el otro, estoy creando el ambiente y la empatía más adecuada para que la comunicación y la relación en general sea más armoniosa y profunda.
Todos sentimos y entendemos perfectamente cuándo la persona relacionada con nosotros está buscando conseguir egoístamente algo y cuándo está desinteresadamente compenetrada y en perfecta armonía.
Cuando logramos que la otra persona se exprese con sinceridad y autenticidad, estamos haciéndole el mayor de los favores, porque la estamos ayudando a desarrollar y expresar su auténtico ser real.
Darío Lostado
(Tu Vida Tiene Sentido)
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