Era una mañanita de un brillante día de verano, cuando las calles del pueblo playero todavía están vacías de gente y llenas de mensajes palpitantes.
Estoy paseando junto al mar y siento la placidez del sosiego y la belleza del mar en calma.
Mientras observaba mi entorno volví la mirada a mi interior y vi que ni la belleza estaba en el mar ni la paz en el silencio de las calles. Todo estaba allí, donde yo lo estaba sintiendo, que era el fondo de mi ser. Cuando saboreamos lo sensible desde los sentidos únicamente, por bello e idílico que parezca, será un placer sensitivo fugaz e inestable.
Cuando eso mismo lo vivo desde el centro de mí, todo lo percibido se convierte en transformador y creativo.
Darío Lostado
(Mensajes De Verdad)
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