Suele decirse que todos los hombres somos iguales.
Y sería mejor decir que todos somos lo mismo, todos somos la misma realidad, pero todos expresamos esa realidad de diversas formas. Por eso, todos y cada uno somos distintos y diferentes.
Pero las formas mudables e inconsistentes a las que tanta importancia damos y por las que constantemente rivalizamos unos con otros, son ilusorias.
Cuando entendamos a fondo la verdad de esa ilusión necia, nuestros antagonismos desaparecerán y se disolverán, como se desvanecen los fantasmas inexistentes.
¿Por qué dar tanta importancia a las formas de nuestro ser cuando no son sino un reflejo insignificante de él?
Darío Lostado
(Mensajes de Verdad)
Perfectos el texto y la fotografía.
ResponderEliminarMe alegra mucho que el post sea de tu agrado.
EliminarUn abrazo.
Guille