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viernes, 1 de marzo de 2013

LO MAS IMPORTANTE


En una ocasión en que yo estaba hablando sobre la necesidad de tomar conciencia del propio "yo", alguien se quejó: Para qué ocuparse tanto del yo, yo, yo... Lo que importa es resolver nuestros problemas de cada día.
Quizá sea éste también el pensamiento de alguno de mis lectores. No nos demos cuenta de que el origen de la mayor parte de nuestros problemas, o para ser más exacto, aunque parezca exagerado, de todos nuestros problemas reside en la ignorancia, en el desconocimiento de quién es el sujeto de los problemas, quién es el que sufre los problemas, quién es el que tiene los problemas.

Si no conozco al sujeto responsable de mis problemas ¿cómo podré librarme de ellos?

Es evidente que casi nadie reconoce que uno mismo es el responsable de sus problemas y siempre tratamos de culpar a los otros. Pero en definitiva si los problemas son míos algo o mucho tendré yo que ver en ellos. Porque vemos que los mismos hechos, las mismas situaciones, las mismas cosas para unos constituyen problema y para otros no.

Pero lo peor no es que no conocemos nuestro "yo" que es el sujeto de nuestros problemas sino que tenemos un concepto de nosotros mismos que de partida ya es totalmente erróneo.

Solemos considerarnos como algo que está ahí en el mundo a merced de todo lo que nos rodea, zarandeados por cosas y personas, por acontecimientos y situaciones, como una hoja agitada por todos los vientos. Y de alguna manera esto es lo que nos han enseñado. Y así es como se siente y comporta la mayoría de las personas.

Pero no. No somos eso.

Todo el valor o importancia que damos a cosas y personas está en nuestro "yo". Las cosas, los acontecimientos... tienen valor en la medida en que se lo da nuestro "Yo". ¿De qué valdría un millón de dólares si nadie que lo valorase?

Todos los valores que doy a las cosas, todos los juicios que tengo sobre los acontecimientos, todo lo que veo, oigo, palpo, siento, pienso, solamente es algo.

Todos los valores que damos a las cosas, todos los juicios que tenemos sobre los acontecimientos, todo lo que vemos, oímos, palpamos, sentimos, pensamos, solamente es algo en la medida en que es producto directo o indirecto de nuestro "yo". Sin nuestro "yo" no se daría absolutamente nada de eso.

Cuando tengamos claridad sobre la naturaleza de nuestro yo y nos demos cuenta de que él es la fuente de toda nuestra vida, de todos nuestros sentimientos, de todos nuestros pensamientos, de todas nuestras valoraciones... de toda nuestra vida, entonces trataremos de realizarlo. Realizarlo quiere decir desarrollar y vivir su sentido real, desarrollar la energía, la inteligencia y el amor que es nuestro "yo" central.


Al desarrollarlo o realizarlo, todos esos problemas que queremos resolver de nuestra vida diaria apenas tendrán sentido o simplemente ni siquiera llegarán a originarse. Porque todos nuestros problemas son consecuencia y efecto del "yo" falso, del ego que ha usurpado el lugar del "yo" verdadero.

A medida que vayamos teniendo contacto, aunque sea viendo que nuestros problemas irán perdiendo dramatismo y se irán disolviendo.

Las pesadillas desaparecen al despertar.

La oscuridad de la noche desaparece con la luz del sol.

Todos los miedos, angustias, desasosiegos... que son efecto del yo inferior débil, mezquino, miope, ignorante, desaparecerán cuando seamos dirigidos y orientados por nuestro luminoso y sabio "yo" real verdadero.

 Lo que más cuesta a la mayor parte de las personas es convencerse de que toda vida basada en un yo ficticio es un auténtico sueño con pesadillas, con todas sus consecuencias. Pero como siempre hemos pensado y creído lo contrario, nos resulta muy duro y difícil aceptar la falsedad y lo ilusorio de la vida bajo la dirección del ficticio "yo" inferior. Este "yo inferior no es sino una estructura mental, un pequeño contenido de conciencia y él es quien valora y juzga las cosas y los acontecimientos con su mirada ruin, raquítica, interesada, distorsionada y superficial. Entonces las hormigas se convierten en elefantes y los granos de arena en montañas.

Cuando muchas personas se encuentran en situaciones de tristeza y angustia uno quisiera ayudarles en su problema. Pero desgraciadamente el remedio a sus problemas no puede ser repentino e instantáneo como una aspirina para un dolor de cabeza. Se requiere una transformación en toda su estructura personal. Eso requiere ver el error de vivir en un nivel muy elemental y bajo de conciencia. Mientras no se eleve al nivel de conciencia, los problemas pueden suavizarse con los paños calientes de algunas palabras o ideas que pueden aquietar momentáneamente el estado mental. Pero la verdadera solución sólo reside en tener la completa seguridad de que lo que uno Es, supera todas las ideas que puedan tenerse sobre cualquier cosa o acontecimiento.

Sentir lo que uno Es, no se consigue en un día sino que es el trabajo de muchos días, meses y años tomando conciencia en todo momento, en cada instante del día, en cualquier actividad que se está realizando. Porque en cualquier momento y en cualquier actividad uno es siempre LO QUE ES.

Si se comienza hoy ese trabajo, algún día se conseguirá. Pero el que no sale del punto de partida jamás llegará a la meta.


Darío Lostado
(Hacia La Verdad De Ti Mismo)


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