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martes, 24 de enero de 2012

LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN-CONTEMPLACIÓN


El método mejor para adquirir y mantener la observación de La Presencia, es dedicar cada día un rato especial a ello. Es lo que llamamos la práctica de la meditación.
Hoy está de moda, en ciertos ambientes, alardear de hacer meditación. En verdad, algunas personas tratan de aparentar un alto estado de desarrollo al referirse a "su meditación".
Vanidades necias aparte, digamos que en un verdadero desarrollo humano, la meditación es indispensable. Es cierto que hay una clase de meditación que es la que podemos llamar "meditación en la acción" que consiste en mantener la atención muy enfocada no sólo en lo que hacemos sino también en quien lo hace. Es la mejor meditación.
Es necesario, no obstante, dedicar algún tiempo especial a la práctica de la meditación con toda la atención puesta exclusivamente en ello.
Para hacerla con más eficacia, trata de elegir un tiempo y lugar adecuado donde te encuentres con total tranquilidad sin que nadie pueda molestarte. Al principio es conveniente hacerla con los ojos cerrados, para que nada te distraiga y te concentres mejor en el punto de tu Presencia.
Hazla sentado o en una postura o asana de yoga, si estás acostumbrado a hacerlo así.
Cuando te sientes y cierres los ojos observarás que aparecen pensamientos e imágenes en tu mente. Trata de dejarlos ir como han venido. Para ello, puedes usar o un mantra o palabra que para ti sea significativa o simplemente repites "Yo soy" y te quedas con esa simple idea de "soy". Los pensamientos e imágenes seguirán apareciendo, sobre todo al principio, con bastante frecuencia. No te enojes con ellos ni contigo. Tan sólo déjalos ir y sigue atento a ti mismo.
Te darás cuenta de que entre pensamiento y pensamiento hay un espacio vacía. Obsérvalo. Ese vacío, ese silencio es La Presencia de tu Ser. Si te digo que tú eres eso, podrás decirme que eso es nada. Pero yo te digo que ESO es tu ser, La Presencia del Ser en ti. O si quieres ESO es Dios. Dios no puede ser ninguna imagen, nada que pueda estar en el espacio o tiempo.
ESO, ese vacío, es El Ser Infinito, eso es Dios.
Si pudieras mantenerte en ese vacío mucho tiempo, tu meditación sería perfecta.
No observas pensamiento alguno, ninguna imagen... nada.
Observas el vacío y esa observación del vacío es La Presencia. Es La Realidad. Es la Divinidad.
Mantenerte ahí es estar en la Realidad. Justo lo contrario de lo que suele pensarse comúnmente. Pero esa es la verdad.


Los objetos y pensamientos son las cosas observadas. Pero cuando queda el vacío de pensamientos, imágenes y cosas, ahí está La Presencia. La Realidad. Quédate presente y atento a esa Presencia. Eso es meditar.
Esa Presencia no es hombre ni mujer. No es Pedro ni José ni Luisa ni María... No tiene edad ni religión. No es rica ni pobre ni inteligente ni tonta... Es simplemente La Presencia del Ser, de tu ser.
Cuando estamos en esa Presencia, nada nos falta. Todo va bien. Todo es un juego infinito. No hay nada fuera de mí, fuera de La Presencia. Todo es un juego como lo es el Universo, el juego de la Divinidad. O como decían los orientales en los Vedas, todo el Universo es Lila o el juego divino.
Y ¿qué pasa cuando se sale de esa Presencia o de ese estado meditativo? Todo se ve con total serenidad, sabiendo que todas las cosas son el juego de la conciencia. Aprendemos a dar a cada cosa el valor que tiene y no más.
Lo ideal sería que mantengamos ese estado cercano al estado meditativo, incluso cuando estamos en la actividad diaria. Al principio se hace difícil, por el hábito que hemos adquirido de estar saltando de un pensamiento a otro y de estar volcados a las cosas de fuera como si esas cosas fueran nuestra vida. Esas cosas o situaciones tan sólo son circunstancias cambiantes de nuestra existencia, pero no son nuestra vida.
Hemos dicho que al principio será difícil mantener la atención, libre de pensamientos e imágenes. Para ello, hay que tener alguna salida, como repetir la palabra "soy", poniendo la atención en lo que significa o simplemente puedes poner tu atención en tu respiración, en la inspiración y espiración hasta que el pensamiento desaparece y te quedas en esa actitud de espera. Podríamos decir: como el gato está ante la ratonera. Con la diferencia de que el gato tiene la imagen del ratón y nosotros hemos de estar a la espera sin imagen alguna, simplemente atentos al vacío.
Repitiendo una y otra vez este ejercicio de meditación se logra que la conciencia, nuestro ser, dirija nuestra existencia en lugar de que sea nuestro yo personal el director de ella. Además, notarás que la paz te va inundando poco a poco, más y más, sin proponértelo.  Y poco a poco también el pequeño yo egoísta, medio ciego, va dejando su lugar a la luz de la conciencia con la que vemos que la nada es el todo y que el silencio es la máxima acción. Y vemos con toda evidencia que La Presencia invisible es El Ser, el Todo.
Cuando volvemos de ese estado de Presencia al estado existencial, tendremos también mayor fuerza y claridad para afrontar las situaciones de cada momento.

A medida que vamos experimentando o viviendo La Presencia, vemos que todo, aun lo que parece más material, es puro espíritu materializado o hecho visible. Entonces, nos damos cuenta de que La Vida es lo que hace que todo existe y que todo es espiritual. Vemos que no hay división entre lo material y espiritual, sino que todo es espíritu materializado o hecho visible. Así no hay diferencia entre personas espirituales y otras no espirituales, sino que unas son conscientes de su ser y otras no.
Advertimos también por la luz de la conciencia que la vida espiritual no es el refugio de los cobardes o pusilánimes que no se atreven a enfrentarse con el mundo sino que cuando estamos en La Presencia, sabemos que estamos en La Realidad y que no hay que huir de nada ni de nadie, sino sólo de La ignorancia.
No existe ninguna guerra entre espíritu y materia, como generalmente nos han enseñado. No hay ninguna guerra entre alma y cuerpo. No son la materia y el cuerpo malos o impuros y el alma y el espíritu puros. Todo es Uno. Todo es armonía. La impureza y desarmonía y la guerra solamente están en nuestra mente limitada e ignorante que divide lo que es Uno y crea esa falsa guerra de polaridades que tan sólo existe en la mente.
La espiritualidad verdadera no pertenece a religión alguna.
La auténtica espiritualidad no conoce autoridades ni imposiciones ni estructuras. Sólo hay una única autoridad que es La Presencia, El Ser, el espíritu que está por encima de ideologías, dogmas, enseñanzas, personajes, leyes, mandatos... Sí. La espiritualidad es la libertad auténtica del Ser. Y desde ahí sólo somos llevados por la luz, el amor y la sabiduría.
Ningún gran maestro de los que han aparecido en la Humanidad nos ha impuesto jamás nada. Nos han enseñado cuál es el camino hacia nuestro ser, que es La Presencia de la Divinidad en nosotros. Pero no nos han impuesto nunca nada. Y cuando te contactas con esa Presencia, tienes en ti el mejor maestro. Los maestros humanos pueden ayudarte para que te instales en tu Presencia.
Si estás ahí, en ti, en La Presencia, ya no necesitas nada más.


Dario Lostado

(Atrévete A Ser Libre)

1 comentario:

  1. Gracias por esta entrada...en la presencia está todo, no nos hace falta ninguna otra cosa y la práctica de la meditación es por eso muy importante, estar aquí, Ser, sin querer que las cosas sean de otra manera, simplemente Ser. Gracias por recordármelo porque me viene siempre muy bien.un abrazo

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