He visto la cara de desconcierto de ciertas personas que después de exponer su problema preguntan: ¿Cuál cree usted que es la solución?
El problema no existe, les digo.
El único problema eres tú.
El problema está en tu perspectiva. En tu modo de mirar y ver. El problema cambiará o desaparecerá cuando cambies tu perspectiva.
Mientras mires la vida, el mundo, las cosas con la perspectiva utilitaria, con la ideología que tienes, que ni siquiera es tuya sino adaptada porque te debe seguridad, comodidad o cierto bienestar, tu problema subsistirá.
Al querer solucionar un problema, mira primero si no eres tú el problema. O parte importante del problema.
Quizás sea tu forma de ver y pensar lo que tenga que cambiar primero. Y el problema se desvanecerá.
Si tu sentido de la vida es ser un gallito triunfador, todo lo que no satisfaga tus intereses y caprichos, será malo y lo considerarás un problema.
Los problemas no suelen estar en las cosas y en los demás sino en ti. En tu falta de Aceptación de la realidad que no tiene que ser necesariamente como tú quieras.
Habrá cosas que será conveniente que cambien.
Pero tu actitud abierta y de comprensión, tanto para entenderlas como para enfocarlas es indispensable para que empiecen a cambiar.
Si quieres resolver tus problemas empieza por la parte del problema que sólo depende de ti: tú mismo.
Quizás tus problemas y tus preocupaciones desaparezcan o se aclaren por lo menos, cuando soluciones el gran problema que eres tú, el gran problema que es tu visión y sentido de la vida.
Algunos, cegados por su orgulloso engreimiento, piensan que ellos están en la verdad, que ven muy bien las cosas y la vida y nada tienen que cambiar.
Cuando alguien piensa que no tiene nada que cambiar y que su sentido de la vida es perfecto, es justamente cuando más necesita reexaminar su vida y su visión y sentido de la vida.
Dime de qué te glorías y te diré de qué careces.
Los problemas se iluminarán, se aclararán cuando enciendas la luz en ti, dentro de ti.
Enciende la luz. No pongas filtros de colores.
Asómate a la verdad sin miedo a su mensaje. Aunque sea un mensaje acusatorio.
La verdad es, a veces, amarga. Pero merece la pena sufrir ese amargor para disfrutar el gozo de la verdad. Empieza por el gran problema: la verdad de tu vida.
No te engañes. ¿Estás viviendo por ti mismo? ¿O estás viviendo presionado por convencionalismos, por el qué dirán, por conservar tu status y tu seguridad?
¿Piensas y sientes de verdad lo que hablas y lo que vives?
¿Vives lo que piensas y sientes?
Deja que la luz ilumine los rincones de tu interior que tienes miedo de descubrir.
Esa luz siempre ilumina muchos espacios oscuros que son algunos de tus principales problemas.
Para resolver tus problemas, empieza por aclararte. Empieza por descubrir la parte pequeña o grande del problema que depende de ti.
No empieces diciendo que el problema no está en ti.
Míralo con serenidad y sinceridad.
La solución quizás no está lejos, en los otros, sino en ti. Por lo menos en parte. En gran parte.
Empieza por esa parte.
Es fácil y muy frecuente querer ver la base de los problemas en la actuación de los otros, en las estructuras, en la casualidad, en el desatino o maldad de los demás.
Y como ahí no está la verdad, no se llega a su solución. Mira primero en ti, en tu perspectiva, en tu vida. Empieza por esa parte, Grande o pequeña, de la verdad. es la mejor manera y el mejor camino para resolver tus problemas.
Darío Lostado
(La Alegría De Ser Tú Mismo)
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