Siempre me han sorprendido algunos creyentes que toman su fe como un negocio.
Pareciera que piensan: Yo creo en Dios, lo adoro y lo amo para que me consigo lo que quiero.
Si su Dios no les satisface sus deseos o caprichos, maldicen de su fe y su amor. Y piensan que creer o no creer es lo mismo.
Claro. Confunden sus creencias con la fe vivencial, firma y personal de que el Dios verdadero está por encima de nuestras ruindades caprichosas, como nuestra adhesión a El también lo debe estar sobre nuestros intereses personales egoístas.
No sirve el te doy si me das. El amor verdadero no es utilitarista.
Darío Lostado
(Mensajes De Alegría)
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