Si analizas e investigas por qué aceptas con gusto a unas personas y rechazas a otras, verás con sorpresa que casi siempre responde a que unas personas te sirven para formar o mantener el personaje que te has propuesto de ti mismo y otras te lo impiden o molestan.
A quienes van a tu favor, los llamas buenos y a quienes te contradicen, los consideras malos.
Es ésa una señal de infantilismo interior. El ego infantil es un mal consejero para tratar y relacionarse con los demás. Si no se supera, es imposible mantener unas buenas relaciones humanas. La vanidad del ego nos lleva también a ser injustos con quienes por ser honestos, no reafirman nuestra personalidad.
Darío Lostado
(Mensajes De Realización)
Nunca mejor dicho.Gracias.
ResponderEliminar"La vanidad del ego nos lleva también a ser injustos con quienes por ser honestos, no reafirman nuestra personalidad".
ResponderEliminarVaya bomba para el ego!. Gracias!.