Hablando con una persona que entendía y aceptaba que todo es manifestación del Ser, de Dios, me decía: Si Dios es bueno y todo lo hace bien, ¿por qué no hizo que los seres vivos y principalmente los seres humanos que somos su imagen nos desenvolviéramos de un modo más natural como sería nacer, crecer, madurar, envejecer y morir sin tener que pasar por tantas enfermedades?
Pero mi voz me dice:
La muerte es un hecho natural, pero la enfermedad es una normalidad producida por una enfermedad de la consciencia de la Humanidad. Al estar la persona inmersa y absorta en esa consciencia de la Humanidad enferma, ella también enferma. En la medida en que la consciencia enferma de la humanidad actúa en nosotros, en esa misma medida se manifiesta la enfermedad. Cuando una persona logra vivir en un nivel superior y vive instalada en ese nivel superior, se libera de los efectos de la enfermedad. Lo que ocurre es que, en un momento u otro todas las personas vivimos o hemos vivido inmersas en esa consciencia enferma de la Humanidad. Y tarde o temprano se manifiesta en algún tipo de dolencia o enfermedad.
Las pocas personas que en la historia de la Humanidad han aparecido en la tierra, liberadas ya desde su nacimiento de la enfermedad de consciencia de la Humanidad, han pasado por la tierra exentas de toda enfermedad. Ahí tenemos los occidentales el ejemplo de Cristo.
La anormalidad por tanto de las enfermedades hay que aceptarlas como el efecto lógico de nuestra condición de humanos, fruto del bajo nivel de la consciencia de la Humanidad en la que estamos inmersos. Pero aún en nuestra actual condición, es evidente que en la medida del desarrollo de nuestra consciencia individual, más fácilmente se eliminan las anormalidades de la enfermedad.
Darío Lostado
(...Pero Mi Voz Me Dice...)
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