Ayer estaba agitado, tenso, preocupado.
Oía noticias calamitosas, guerras por tantas partes del mundo. Me preocupaba el trabajo que tenía que hacer, el compromiso que debía cumplir, los proyectos, las cosas...
Me detuve y me dije: Darío, ¿qué estás haciendo?
Entré dentro de mí.
Todo se aquietó.
Miré atrás. Miré en mi derredor. Las cosas iban cambiando de color. Pienso que serían las mismas. Pero no parecían las mismas. ¡Era todo tan distinto!
Cuando miro el mundo, los acontecimientos, las cosas desde el centro de mí, desde donde yo soy yo y no mis pegajosos e intrusos pensamientos y sentimientos, ¡qué distinto se ve todo!
Es la visión del mundo, de los acontecimientos y de las cosas desde una perspectiva nueva. Lo que normal o habitualmente parece tener mucho valor o mucha importancia, ahora de risa.
Casi todo se ve como intrascendente.
Lo que sí se ve como importante es el darme cuenta de lo que soy, lo que es el mundo en el que me encuentro, mi lugar en este Universo... Y ciertamente es una visión gozosa. Mirando hacia atrás y hacia abajo me dan ganas de carcajearme de mí mismo, de mi estupidez, de mi ignorante necedad, de mis dramas sin sentido, de mis tragicomedias absurdas.
Me dan risa los éxitos, los fracasos, las alabanzas, los vituperios...
Me río sobre todo de lo cómicos que resultan esos denodados esfuerzos por caer bien, por quedar bien...
Me río de mí. De lo dramáticamente que he vivido ciertos momentos, ciertos acontecimientos, ciertas situaciones.
Mirando el pasado veo mi vida como una tragicomedia que la viví como tragedia, siendo una cómica e infantil comedia.
Veo personas leyendo estas líneas con caras serias y diciéndome: ¡inconsciente, irresponsable! Y comprendo que desde su perspectiva tienen razón.
Pero, amigo, amiga ¿crees que haces más por resolver tus problemas o los del mundo mirándolos con esa mirada trágica o dramática, mejor que desde la realidad de tu centro intimo personal. Yo no lo creo.
Con esa perspectiva, esos valores y esa amargura en el alma con que suelen verse los acontecimientos y las cosas no hay lugar para una acción positiva y efectiva.
No te pido que te rías,
Te pido que mires, si eres capaz , desde el centro de tí mismo. Verás qué risa te dan cosas que ahora te dan tristeza y pena. Pruébalo, pruébalo y verás.
Darío Lostado
(Vivir cómo Persona)
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