Este no es un ensayo literario, ni filosófico, ni psicológico, ni científico.
Este es un ensayo vivo, vivencial.
Es un esfuerzo o un intento de buscar la Verdad. Pero no la verdad científica sobre algo, ni la verdad abstracta metafísica.
Es la señalización del camino para encontrar la Verdad de sí mismo, en sí mismo.
¿Dónde podría, si no, buscarse y encontrarse la Verdad de sí mismo sino donde ella está?
Pero hay un grave obstáculo ya de entrada y es que creemos que somos lo que no somos. Es necesario identificar con claridad al sí mismo. Es necesario desenmascarar al falso "Yo" que creemos ser.
Y lo que creemos ser es muy deficiente, muy negativo, por más que nos pasemos la vida tratando de demostrar que somos una maravilla. Pero como en nuestro interior nos creemos poca cosa, huimos de nosotros mismos Aunque la Verdad es muy distinta de lo que creemos.
Puesto que vamos a hablar en este ensayo sobre la Verdad más importante para cada uno de nosotros, yo debo también decir la verdad sobre el motivo de escribir estas páginas.
Todavçia no estoy muy seguro de haber elegido la decisión correcta al escribirlas. Me da la impresión de que me ha ocurrido lo mismo que le sucede a quien ha recibido una gran noticia o ha tenido una intuición o experiencia luminosa y tiene prisa en contarla a otros. No puede guardársela para sí mismo.
Y justamente por esto es por lo que no estoy seguro de haber obrado correctamente, al ceder al impulso de contar mis intuiciones o experiencias porque en estas situaciones es el ego impaciente el que está tratando de manifestarse. Si es así, quizá dentro de un año o dos, cuando vaya quitando los disfraces de los innumerables "yoes" con que nos solemos disfrazar, podré ver si alguno de ellos estaba moviendo mis dedos para escribir.
Si estoy seguro de algo: quiero compartir la verdad que voy viendo de mí mismo con todos aquellos buscadores sinceros que aman la verdad más que nada y antes que nada y que nadie.
Este libro es para aquellos que tienen como amor, deseo, anhelo y objetivo principalísimo, el más importante y quizá el único, ver la verdad donde ella está. Buscamos la verdad sin condicionamiento alguno por ideas, escuelas o ideologías. Nuestra conciencia es lo suficientemente capaz para hacer la investigación por sí misma.
Está dedicado este libro a todos aquellos que desean sinceramente encontrar la verdad de sí mismos. No importa su ideología, religión o cultura.
He procurado por eso evitar el uso de palabras y expresiones técnicas o en sánscrito que podían ser más expresivas y apropiadas, pero no tan asequibles para algunas personas. He tratado de ser lo más llano posible en todas mis exposiciones. No veo que para decir algo importante o profundo deba usarse un lenguaje rebuscado.
Este no es el típico ensayo de erudición.
Existen muchos ensayos que cumplen todas las leyes de la investigación con términos y fraseologías muy técnicas y especializadas, solamente asequibles para los especialistas en la materia. Al leerlos uno queda con la impresión de que su autor es culto e instruido. Pero el contenido es como una nebulosa irresoluble e ininteligible. Al final uno se pregunta: ¿qué enseñanza útil me ha aportado para mi vida? A veces el aporte es una mayor confusión intelectual.
Estas páginas no quieren ser eso. No pretenden ser un escaparate de erudición sino que quieren por el contrario, ser un a ayuda orientadora para el hombre de la calle con alguna demanda y aspiración interior de encontrar un sentido a su vida, de conocer cuál es el sentido de su existencia, quién es él mismo y qué razón hay para estar aquí en el mundo con todos los avatares y problemas de la existencia.
En todas mis páginas trato de repetir la misma melodía en distintas tonalidades.
Trato de insinuar que todos nuestros problemas tienen un origen y causa básica común y en consecuencia la solución de todos esos problemas también tienen un mismo denominador común.
Este ensayo tiene intención de utilidad práctica. Intenta ayudar a VER, intenta ayudar a SER, a que cada persona vea lo que es y sea y viva lo que ES.
Después de eso la persona podrá jugar los juegos sociales, científicos, artísticos, políticos..., con su inquieta y agitada mente, como determine jugarlos. Pero los jugará sabiendo que son juegos.
Todos esos juegos deben jugarse después que el problema básico está resuelto. Porque de otro modo esos juegos se convierten en pequeñas o grandes batallas, con momentáneos y eventuales vencedores y vencidos, cambiantes tiranos y tiranizados que van creando uno tras otro los problemas que luego paradójicamente se intentan resolver por los mismos que los provocaron.
Así quedamos encerrados en un círculo vicioso, en el eterno tejer y destejer de Penélope.
Si se resuelve el problema básico de nuestra vida, es decir, si tenemos conciencia y comprensión práctica de lo que somos y son los demás, los juegos que juguemos en la vida no serán una eterna competencia y constantes luchas entre rivales sino que serán juegos del propio desarrollo.
No pienso en un quimérico mundo feliz total.
Pienso en los pequeños mundos felices de las personas que decidan vivir la Verdad de sí mismos.
El mundo total está compuesto de estos pequeños mundos personales.
Yo creo en la armonía, claridad, lucidez, paz, desarrollo y felicidad del pequeño mundo interior de la persona
Photo by Guillem.
Creo también en la influencia eficaz y silenciosa de esas persona lúcidas y luminosas que no figuran en los primeros puestos de la sociedad, que no aparecen en los medios de comunicación, que no son tenidas en cuenta, desconocidas y a veces menospreciadas, que viven y mueren, que aparecen y desaparecen como estrellas luminosas en el firmamento de la Humanidad.
Creo en estas vidas mucho más que en los altisonantes discursos de los políticos de turno y el activismo frenético de los socialmente triunfadores.
Este ensayo no es ni puede ser un ensayo científico, porque aunque algunos hablen de la ciencia del conocimiento de sí mismos, ese conocimiento y esa investigación no es científica. El conocimiento, la investigación y la experiencia de sí mismo es Sabiduría.
La ciencia es deductiva o inductiva. Es discursiva.
La Sabiduría es intuitiva inmediata y directa. Sin deducciones ni discursos, hasta sin palabras ni conceptos en sí misma, aunque se usen las palabras y conceptos para comunicarla y expresarla de alguna manera.
En La Sabiduría SE VE.
En la ciencia se juzga, se deduce e induce y se razona.
En la Sabiduría hay luz, inteligencia intuitiva directa.
En la ciencia hay juicios y razonamientos verdaderos y erróneos. No siempre hay luz. Y muchas veces cambios y contradicciones.
En La Sabiduría se conoce al sujeto que conoce.
En las ciencias se conocen objetos y situaciones objetivas.
La Sabiduría es conocimiento de la Causa primera.
Las ciencias son acerca de los efectos.
La Sabiduría es de Lo invisible.
Las ciencias de lo palpable y sensible.
La Sabiduría es de La Realidad esencial.
Las ciencias, de las formas accidentales.
La Sabiduría es de La Realidad que sustenta.
Las ciencias son de lo sustentado.
Como se ve no siempre van unidas La Sabiduría y la ciencia.
Hay sabios cultos y sabios incultos, como hay científicos sabios y científicos no sabios.
La Sabiduría no requiere conglomerados de conocimientos.
La Sabiduría es el conocimiento de lo simple. Siempre lo más perfecto es lo más simple.
Nuestro Ser, el Ser, la base de todo, objeto de nuestra investigación es lo más simple, lo invisible, base y causa de todo lo visible.
Darío Lostado
(Hacia La Verdad De Ti Mismo)
Gracias. Gracias. Gracias.
ResponderEliminarEste ensayo tiene intención de utilidad práctica. Intenta ayudar a VER, intenta ayudar a SER, a que cada persona vea lo que es y sea y viva lo que ES.
ResponderEliminarDespués de eso la persona podrá jugar los juegos sociales, científicos, artísticos, políticos..., con su inquieta y agitada mente, como determine jugarlos. Pero los jugará sabiendo que son juegos.
Gracias Guilem!. Un abrazo cósmico!.
Gracias por tan bellas palabras.
ResponderEliminarEncontré tu sitio navegando por la red.
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Saludos a todos.
ResponderEliminarGracias por visitar este humilde blog. Nos vemos!
Guillem.
Hola
ResponderEliminarGracias por presentarnos un libro muy apetecible.
Tienes un blog muy interesante y haces que pensemos y reflexionemos. Eso me gusta.
Saludos.